Capitulo 11

836 41 2
                                    

Semanas habían pasado desde que Scott fue descubierto en el acto por su padre, había perdido el contacto intencionalmente con aquel lindo muchacho, su padre le obligó a hacer tal cosa, teniendo que terminar su relación con él. La piel de Scott estaba amoratado, su labio inferior estaba lastimado, con pequeña una costra la cual rodeada la delgada piel inflamada. Su padre había preferido tomar el castigo físico con Scott, golpeándolo multiples veces, no sin antes echar al muchacho de su hogar.

Su ex-pareja iba a cambiarse de colegio, no se sentía cómodo estando ahi, le dolía lo que Scott le hacia, dirigiendo acoso escolar hacia su persona, golpeándolo y llamándolo con insultos descriptivos, esos días Scott había dado un brusco cambio, ya no era aquel lindo y simpático muchacho quien le sonría a quien pasara, ahora era un muchacho de actitud ciertamente recta y hasta pretenciosa.

Después de aquel incidente, su padre le prohibió el uso de cualquier tipo de aparato electrónico y lo obligó a unirse al equipo de futbol del instituto, siendo rápidamente aceptado al ser un chico de contextura atlética y robusta.

Pasaron los días y aquel lindo muchacho desapareció de la vida de Scott, y también de aquel plantel estudiantil, dejando marca en el joven inseguro, quien no paró de llorar a escondidas esos días como un pequeño cachorro lastimado.


    _Ven, entra_ dijo Scott tomando la suave mano de Angelo a la par que abría la puerta del copiloto, ayudando al pequeño a subir y su lujoso auto, el olor a pino de ese espacio atacó las fosas nasales del niño, sintiéndose tenso y con el corazón acelerado, le sorprendía como era que Scott mantenía tal vehículo tan impecable, hasta le daba vergüenza sentarse en el brillante cuero tensado.

    De inmediato Scott entró, colocándose el cinturón de seguro y el menor al verlo imitó la acción, el mayor lo vio y sonrió.

    _¿Tienes frío?_ dijo Scott dispuesto a darle su chaqueta antes de arrancar el rojo auto.

    _N-no, p-pero gracias..._ dijo Angelo apenado, la verdad si tenía frío, pero no quería tomarse tal atrevimiento _G-gracias por invitarme_

    _Gracias a ti por aceptar, pequeño_ dijo Scott por fin arrancando el vehículo de una vez por todas.

    _¿Tienes hambre? ¿Quieres ir a comer algo?_ dijo atento el mayor, se le hacía tierno el que el pequeño sea tan tímido e inseguro, hasta podría decir que le excitaba en cierto punto.

    _C-comer estaría bien_ Angelo temblaba por miedo, se sentía sucio, ni sus padres ni su hermano le dejaban tomar decisiones de ese tipo, simplemente tenía que aceptar lo que ellos quisieran, pero a decir verdad le gustaba, se sentía especial, Scott se preocupaba por él, o eso era lo que la inexperta mente del pequeño maquinaba.

    Scott iba a llevar al pequeño a un rest de comida rápida, podría llevarlo a un lugar mas formal, pero no sentía pero que era elocuente a la ocasión. Angelo veía el camino por la ventana, embriagado por la masculina fragancia del mayor, olores cítricos se entremezclan con tonos ámbar, definitivamente ese olor le haría recordar a Scott, era tan atractivo com él mismo.

    Conversaciones cortas entre los dos, hablando cosas un tanto triviales como su color favorito, edad, fecha de cumpleaños, cada vez estaban a un paso más cerca de conocerse mas allá de lo superficial.

    El viaje se desdibujó, llegando por fin a famoso restaurante con una M como logo, y el auto fue estacionado.

    _Vamos, pequeño_ dijo Scott quitando el seguro de niño de las puertas, dejando que el pequeño lograra salir de espacio con olor a pino y a fragancias costosas.

    Entraron al local, Angelo lo examinó, contadas eran las veces que había logrado comer en un lugar como ese, pero eso no quería decir que el niño no lo conociera bien.

    _Dime que quieres, puedes elegir lo que querías, pequeño_ dijo Scott en tono suave, a decir verdad, el mayor se sentía agradecido de que el local se encontrara casi vacío, pero por su mente pasaba repentino pensando y temor por encontrarse a algún conocido.

    Angelo dirigió su mirada a aquellas pantallas las cuales proyectaban el menú, multiples alimentos eran distinguibles, pero hubo uno en especial el cual llamo la atención del pequeño, era una caja de color carmín con una curiosa y creativa forma, en ella resaltaba una gran M coloreada de amarillo, resaltando entre el rojo mar de cartón.

_Q-quiero esa_ dijo Angelo, el temblor en su cuerpo era notable, se sentía nervioso y escuchado, cargándolo de pequeñas dosis de adrenalina.

_Está bien_ dijo Scott para seguir a pedir su alimento.

Una simpática muchacha era la encargada de hacerse cargo del pedido de joven, logrando ver a un pequeño cuerpo detrás del muchacho cual le miraba tímido, a la muchacha se hizo tierno, un responsable muchacho haciéndose indefenso de su hermano menor. El menor trataba de esconderse detrás de Scott, mentiría si dijera que no es tímido, pues lo era.

Scott se dedico a dictar su pedido, y cuando por fin terminó se dirigió a una mesa, un tanto apartada del mostrador, quería pasar un rato a solas con el niño.

Mientras se dirigían a aquella seleccionada por Scott, Angelo pudo notar algo, un colorido parque de trepadoras e ingeniosos juegos, tal estructura le llamaba la atención, las pocas veces que fue no pudo pasar de apercibido eso, y claramente esta vez no sería la excepción, sus padres nunca lo dejaron entrar, ni mucho menos hablar con otros niños, a pesar de todo eso Angelo estaba mas que claro que no podría entrar, pues su tamaño ya no era el adecuado para tal.

Tomaron asiento, quedando cara a cara, el menor estaba nervioso y Scott hasta cierto punto también lo estaba.

El silencio los mataba, Scott tenía una lucha mental, le era insoportable tener al menor enfrente y no hacer nada, quería tenerlo, quería poder llamar al niño suyo.

_Angelo, hay algo que quiero decirte desde hace un buen rato..._ dijo Scott mirando cada rasgo del delicado rostro del infante. Angelo asintió suave, dandole a entender a Scott que podía seguir hablando.

_La verdad, creo que eres un niño muy lindo, tus rostro, tu cuerpo, todo de ti me parece perfecto_ dijo Scott tomando las suaves manos ajenas.

El niño empezó a temblar, el mayor cada vez estaba más cerca de él, no sabía que hacer, en un abrir y cerrar de ojos se sintió inseguro, inseguro de estar ahí con aquel muchacho.

El niño permanecido callado, su mejillas ardían y su estómago se sentía oprimido, quería estar en su cama, quería que su hermano le abrazara y le dijera que todo estará bien.

_Dime algo, por favor_ dijo Scott en tono suplicante, en verdad Angelo sentía lo mismo por Scott, pero le daba miedo el estar con él, nunca había estado con alguien, todo en él le intimidaba, su físico, su personalidad, su manera de hablar, hasta el perfume que utilizaba le ejercía dominancia sobre él.

_D-de verdad, ¿c-crees q-que soy lindo?_ pronunció Angelo nervioso.

_Pienso que eres la persona mas hermosa que mis ojos hayan visto antes_ dijo Scott seguro de todo lo que decía, no se escuchaba ni una pizca de inseguridad en su voz.

Como cosa del destino llegó la simpática muchacha, la cuál traía el pedido de estos, siento irrelevante a este punto.

Con delicadeza y pudor colocó las bandejas en la mesa, dejando aún mas incómoda la escena entre los otros dos

El Prominente (gay)Where stories live. Discover now