Día 42

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Ella, Samantha y Carlos caminaban por un mercado, estaba feliz, era la primera vez que salía de la casa, todo estaba lleno de tantos colores y sonidos en comparación con la casa que era completamente solitaria

Tras horas del paseo logró convencerlos de que la dejaran explorar así que se separó de ambos, aunque podría encontrarlos fácilmente gracias a qué sus habilidades habían mejorado, no dejó de caminar

Veía de todo, todos los colores eran bonitos, para calmar sus oídos tenía que usar audífonos porque aún no sabía cómo no escuchar los murmullos más lejanos del mercado pero de resto todo era lindo 

Estaba viendo un puesto de frutas cuando escuchó que alguien gritaba

— ¡Alia!

Se dió la vuelta, la persona seguía gritando

— ¡Alia! ¡Alia hija espera!

Pensó que la voz era de Samantha pero en lugar de ella llegó una mujer de treinta y pocos con los ojos amarillos y con el cabello idéntico al de ella

— ¡Oh Alia! — Dijo la mujer que  comenzaba a llorar — ¡Por fin te encontré!

Sin que tuviera oportunidad de protestar la mujer la envolvió en un abrazo, aún no sabía cómo salirse de una situación así, así que solo se quedó observando el pecho de la mujer que subía y bajaba de la emoción

— Perdone — Carlos le dijo que debía ser amable — No sé quien sea pero está equivocada

La mujer dejó de abrazarla para tomarle las mejillas, Alia no tenía más de quince años, comenzaba a ponerse incómoda

— ¿Equivocada? ¡Eres tú Alia! ¡Lo sé!

— No tengo idea de cómo sabe mi nombre pero no soy esa persona

— Te conozco desde siempre, tenemos la misma cicatriz ¿Ves? — La mujer le mostró su muñeca en la que tenía una franja pálida y larga, Alia tenía una idéntica — Eres tú Alia

— ¿Quién es?

— ¿Te hicieron que me olvidaras? — Pareció que iba a romper en llanto — Soy tu madre Alia

¿De qué estaba hablando? Comenzaba a sentirse mareada, los ojos de esa mujer le recordaban algo

— No... — Intentó alejarse — Mire, no sé quién sea pero mi madre es Samantha

— ¿Samantha? ¡Esa perra te alejó de mí! ¡Todos ellos son los culpables de que no estemos juntas!

Alia la miró sorprendida, parecía que la mujer había cambiado de cara, de una emocionada a una furiosa

— ¡Debes matarlos a todos Alia! ¡No son tu familia! ¡Eres un número para ellos!

— ¿De qué...?

— Ten — La mujer sacó una bolsa con un polvo blanco — Esto y sabrás la verdad

Estaba a punto de tomar la bolsa cuando Carlos salió de la nada y golpeó a la mujer en el rostro y esta cayó enseguida. Alia lo miró aterrada, nunca había visto a Carlos gritar ni lastimar a nadie

Cómo en un sueño Samantha tambien apareció, la arrastró lejos de la escena, no podía dejar de ver los ojos de la mujer que se sacudía en el suelo fruto de los golpes que Carlos le daba

— ¡Alia! ¡Alia amor! ¡¿Esa mujer te hizo algo?! — Ni se había dado cuenta de que estaban en el auto — ¡Alia!

Volteó lentamente hacia Samantha, sus ojos eran amarillos pero... No se parecían tanto como los de la mujer

120 días Where stories live. Discover now