Día 2

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Eran las tres de la mañana, pero no podía dormir, mierda, no debió hacer eso en el bar, al menos Hira lo distrajo lo suficiente como para que no las siguiera, la chica era un desastre pero era perfecta para despistar

— ¿Que pasa...?

Se levantó de la cama haciendo de forma automática su coleta mientras atravesaba la sala hacia la puerta, llevaba puesto un pijama de ositos y sus pantuflas rosas. La abrió sin pensarlo dos veces, pero no había nadie, echó un vistazo a la puerta del pasillo, era el único apartamento aparte del suyo en ese piso y donde vivían las demás, estuvo a punto de volver a entrar cuando escuchó pasos dentro del apartamento

Agarró la navaja, un estuche negro y comenzó a caminar hacia la otra puerta, la abrió casi de golpe, el televisor estaba encendido pero no había rastro de nadie allí, puede que..

— Cuánto tiempo

Se tensó hasta más no poder y su piel se erizó

Giró automáticamente hacia la persona que sabía que estaba sonriendo

— ¿Que demonios..?

¿Realmente estaba ahí?

— Veo que sigues con ese pijama horrible

Sí, estaba ahí

No tardó más de dos segundos en reconocerlo

— Lárgate

Dijo

— ¿Porqué? — Respondió el extraño — No he hecho nada

— Es que detesto tu presencia

— No me voy hasta que me escuches

— No pienso escucharte nada

— Les tengo un trabajo

Puso los ojos en blanco

— No vas a venir otra vez con eso, no cuando ya han hecho su vida

La persona se inclinó hacia ella con una sonrisa cínica, era más grande que ella, también mas fuerte

— ¿Y tú...? ¿Ya has hecho tu vida? — Se aseguró de repasarla de arriba a abajo — Parece que el descanso te hizo bien, si vienes solo tú no tengo que molestar a las otras

No lo pensó dos veces al abrir el estuche, sacar la pistola y apuntarlo con ella

— ¿Enserio me vas a disparar?

— Demonios Braian, solo vete de una vez

— Ya decía yo que era raro que vinieras desarmada.. — Alzó un poco las cejas al oír que le quitaba el seguro al arma — Bien, me voy, pero tu nueva amiga es linda, debería saludarla

— Toca a Indrit y te voy a castrar

— Que agresiva te han puestos los años Amber, me voy, descansa

Salió por la puerta sin decir nada más, Amber no dejó de apuntarlo hasta que su espalda se perdió en las escaleras del pasillo. Suspiró, que idiota pesado era ese tipo

Volteó hacia su alrededor, todo estaba hecho un desastre

•••

— Emm... Amber, arriba

— ¿Umm..?

— Despierta de una buena vez

— No..

— Venga ya

Se puso en pie de un salto al ver que la iba a tirar del mueble

— ¡¿Qué coño te pasa?!

120 días Where stories live. Discover now