La del pintalabios rojo

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Hace ya más de un mesque se repite lo mismo casa sábado,llego al mismo lugar ytodas las cabezas giran a mi encuentro. 

Casi oigo a alguien susurrar"ahí está, la chica del pintalabios rojo" 

No voy a mentir, me encanta,me crezco ante la situación,incluso me acerco a comprobarcomo se van parando las conversacionesal ritmo de mis pasos en el túnel. 

Solo unos pocos atrevidos se acercan,inician una conversación banal conmigo,por suerte, mis amigos se encargan de retomarlas. Yo, estoy ausente. 

Preparo y calculo el momento en que llegues,pienso la posición exacta en la que debo estarpara que según entres, por casualidad, me veas.Cuando llegas,parece que el destino me ha puesto ahí. 

Te acercas, me abrazas,me das dos besos carentes de significado para ti,pero que a mí me transportana esa inocencia fingidaque en tus brazos parece real.Y entonces, te vas. 

Debería admitir, que para ti,solo soy esa chica graciosa,a la que le encanta ir a ese lugar los sábados,y que está siempre rodeada de su gente. 

Te diré algo, odio la rutina,odio ir siempre al mismo sitio,y toda esta gente que hay a mi alrededor,se hace insuficiente para mí.Pero todo esto carece de importancia,porque durante cinco minutos,acaricio tu espalda,poso la mano en tu vientre, y tu sonríes por mí. 

Que le jodan a todo,en seis días,volveré a tener mis cinco minutos.

Restos de Bilis emocionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora