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Los ojos verdes de Meidara brillan eufóricos que si fuera yo al que vería me causaría temor

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Los ojos verdes de Meidara brillan eufóricos que si fuera yo al que vería me causaría temor.

Pero ahora mismo estoy orgulloso de ella y su maldad que me provoca una erección.

- ¡Corre Boss! - Brinca con felicidad - ¡Corre! - Grita llena de maldad y riendo dando vueltas en su lugar.

Bajo mi vista a la jadeita en su cuello y ruedo los ojos. - Ese maldito Mascherano se mueve en las sombras como siempre y ya me alcanzo tan rápido.

Meidara voltea a verme y me muerdo la lengua cuando caigo en cuenta que lo dice en voz alta.

- No te preocupes amor. - Besa mis labios - No ha logrado que le ponga un apodo amoroso como a tí.

Una sonrisa se forma en mis labios y le doy la vuelta para abrazarla por la espalda, continuo viendo al Boss lleno de heridas y sangre tratando de escapar.

- Nunca pensé verlo correr como una presa.

- Eso es porque no había llegado nadie que lo bajara de su nube. - Responde mi mujer.

Me río entre dientes, veo a dos direcciones donde la gente de la FEMF lo está por rodear. Entre cierro los ojos cuando lo veo quedarse quieto.

- ¿Se va a rendir? - Me burlo.

- No. - Meidara se sube al barandal y la sostengo de las caderas para que no valla a caer. - Está sufriendo un shock por ser la gacela. Es la primera vez que lo acorralan y pierde un juego. Un juego que le dije que perdería contra mi. - Un escalofrío me recorre desde la espina dorsal.

No quiero estar en su lugar.

Definitivamente Meidara es alguien peligrosa con ese cerebro que se carga.

Una mujer letal que definitivamente me ha dado el mejor regalo del mundo, un logro más a mi historial.

- Pronto serás ministro, felicidades.

No. Él no.

Me volteo con rencor bajando a Meidara con cuidado quien al ver a la maldita rata italiana a mi lado ella corre a abrazarlo.

No. No. Y No.

- Que diablos haces aquí, Mascherano.

- ¿No es obvio? Nuestra prometida me llamó para ver al Boss siendo cazado y definitivamente no es algo que me perdería.

Meidara nos mira como si viera el mayor acto de circo o película, solo hay emoción y maldad en ese pequeño ser.

Aprieto la mandíbula tocando mi arma y Antoni me sonríe con burla para negar señalando a Meidara.

- Ambos somos intocables mientras Mei-Mei esté aquí coronel. Y lo sabe perfectamente.

Claro que lo sé maldita rata copiona.

Ese coño mágico yo lo disfrute primero.

- Lastimosamente yo la tomé primero y tengo más derecho que tú. - Refute.

Meidara nos mira atenta sin decir una azotarla por hacer su maldito capricho se juntarnos sabiendo que podríamos matarnos entre nosotros.

- Un solo error que cometas y estarás como el Boss, es cuestión de tiempo.

La sonrisa de Antoni se agranda al escucharme y niega acomodando su traje barato.

- Ambos sabemos que es difícil que me equivoque así, si no pudiste capturarme todos estos años mucho menos vas a poner derribarme como hizo solo el inútil del Ilenko. - Se ríe.

Me estoy por ir contra el para molerlo a golpes pero Meidara al ver mis intenciones se pone en medio de ambos para abrazarme de la cintura.

- Amor, debes comportarte. Vinimos a ver al Boss no a pelear entre ustedes.

Ruedo los ojos para mantener mi distancia con Mascherano y jalar hacia mi a Meidara.

Antoni parece no gustarle pues jala a Meidara con él. La jalo de nuevo cargandola y ella enrosca sus piernas en mi cintura.

- Hay suficiente Mei-Mei para ambos ya que uno está siendo capturado. - Ríe como niña pequeña, la veo estirar su mano hacia Antoni quien se acerca.

La descarada lo comienza a besar y pensando que me cause repugnancia eso jamas llega. Maldito al tener una erección de solo imaginar a Meidara ensartada en mi verga con la boca llena.

No vallas por ahí. No vallas por ahí.

Había alcanzado a ver todo, como ella era feliz entre los brazos de ambos

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Había alcanzado a ver todo, como ella era feliz entre los brazos de ambos. Besarlos como ella lo hacía el.

Se había arrepentido tan rápido como fue tirado con heridas al bosque, no pensó que ella sería capaz de lanzarlo a su suerte.

Ella lo amaba estaba seguro ¿Cómo es posible que hasta su propio haya sido capturado?

Ahora temia, temia de las veces que le advirtieron de la reina del Mortal Cage y la pirámide. Maldecía no poner atención y dejarse llevar por su hombría.

Ahora estaba aquí, como un maldito esclavo que soltaba en sus juegos de cacería y su corazón latía a mil sabiendo que podía morir sin saber de su hijo.

La cabeza de Minima a quien había resguardado como su trofeo preciado había sido sacada de ahí y rodado a sus pies.

Por un momento cuando vio el cabello pensó que era su hijo muerto, aún así eso no lo tranquilizó.

¿Dónde está su leoncillo?

¿Qué es de lo que queda de la Bratva?

La reputación que perdió por culpa de una mujer y para acabarla quedó marcado como si fuera un esclavo.

Una sola mujer de un metro cincuenta y cuatro lo había vencido, esa pequeña cosita lo había derribado y golpeado en su honor y el orgullo.

Meidara Russo podía ser un amor de persona pero si te metes con su honor o su familia te destruye.

Los tache de idiotas, los ignoré y bosque a alguien a quien dominar. Seguro ella no se negaría a dejarse dominar por mi en ese momento ya que siempre me preguntaba si deseaba algo.

Si se lo hubiera dicho seguro aceptaba, acepta a los dos bastardos que se la comen sin pena en la altura que me río de pensar que no me aceptaría a mi.

La FEMF llega por fin y me apunta para que me rinda, no tengo energías para luchar llevo más de seis horas tratando de sobrevivir a pesar de que les di varias bajas estoy desangrándome.

Estoy muriendo lentamente y Meidara le importa poco lo que me suceda.

Tengo que volver a ella.

La necesito.

Halcón Where stories live. Discover now