Capítulo 74 Deberías usar vestidos más a menudo

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Carlos seleccionó un par de tacones altos y algunos accesorios para su mujer, ahora lo único que faltaba era maquillarse, él miró la cara descubierta de Debbie y se volvió hacia una de las estilistas. —Ponle un maquillaje ligero.

—Lo que usted diga, Sr. Huo —cuando la estilista estaba a punto de colorear sus labios, Debbie la detuvo, se disculpó y corrió hacia las escaleras. Al cabo de un rato, volvió con una delicada caja, la abrió cuidadosamente, tratándola como si tuviera sus pertenencias más preciadas. —¿Puedo usar mi propio lápiz labial?—preguntó Debbie, ilusionada.

Dentro del estuche había docenas de lápices labiales de diferentes marcas y colores.

La estilista se sorprendió un poco por su petición, pero luego asintió. —Por supuesto, ¿por qué no? —Debbie sonrió y seleccionó un labial rosado de la caja.

Su esposo se acercó a ella y recogió el estuche casualmente, miró con curiosidad las barras labiales y preguntó: —Pensé que no te gustaba usar maquillaje, ¿por qué tienes tantos lápices labiales?

Ella respondió con desinterés: —Es cierto que no me gusta maquillarme mucho, pero eso no significa que no pueda tener algunos lápices labiales.

Cuando volvió a colocar el estuche en el tocador, Carlos recordó de inmediato lo que había sucedido en el Plaza Internacional Shining la última vez.

Olga le había arrebatado un juego de pintalabios a Debbie y en lugar de ponerse del lado de su esposa, él compró el kit para Olga e incluso amenazó con echar a su mujer del centro comercial.

'¡Oh Dios mío! ¿Qué he hecho? Debbie debió haberse sentido muy mal esa ocasión...',Carlos se dio cuenta del error que había cometido y quería compensar el daño.

Su esposa estaba platicando acerca de la textura de la barra de labios con la estilista, realmente no tenía ni idea de lo que pasaba por la mente de su marido.

Una vez que estuvo lista, saltó de su silla y corrió hacia él, luego sonrió con dulzura y le preguntó: —¿Me veo bien ahora?

Carlos se encontraba hundido en sus recuerdos y estaba algo distraído, viéndola con la mirada vacía, él asintió sin decir una palabra.

Debbie hizo un puchero, decepcionada por su falta de entusiasmo, pensó que su marido se sorprendería por su belleza, pero ni siquiera se inmutó. Segundos después, ella puso el lápiz labial en su bolso para darse un retoque de maquillaje más tarde y llevó el estuche de regreso a su habitación.

Cuando llegaron a su destino, Debbie finalmente entendió por qué tenía que levantarse tan temprano esa mañana, pues cuando terminaron de maquillarla, ya era mediodía. Después del almuerzo, la pareja llegó al puerto, allí abordaron un barco y luego de adentrarse en el mar, tuvieron que tomar un helicóptero, para cuando llegaron a la isla, ya estaba oscuro.

'Realmente no entiendo a estos millonarios, ¿por qué sienten la necesidad de celebrar una fiesta en una isla tan remota?', Debbie reflexionó en camino hacia el destino, aunque cuando llegó comprendió inmediatamente el porqué de su larga travesía.

Mientras estaba en el helicóptero, ella miró hacia la isla y el océano que la rodeaba, la verde isla parecía una esmeralda gigante, adornando el océano azul.

Dejando de lado las villas de estilo europeo y la decoración clásica, las flores coloridas, las playas limpias y el océano azul formaron un hermoso paisaje.

La isla estaba cubierta de árboles y flores tropicales y la temperatura aquí era superior a los veinte grados durante todo el año.

Después de bajarse rápidamente del helicóptero, Carlos ayudó a Debbie a quitarse la chaqueta y se la entregó al mayordomo que estaba a su lado, ella se estiró para aflojar sus músculos adoloridos y alisó su cabello ligeramente.

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