VII.

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Los cuatro sobrevivientes siguieron arrastrándose a través del resquicio que se abría mágicamente, luego de unas horas, ya no había gas o rocas colapsando tras ellos, entonces, bajaron el ritmo de arrastre lo cual le permitió a Gurdeón concentrarse mejor en controlar el polvo mágico que les permitía escapar, nadie tenía fuerzas suficientes para hablar o comentar algo sobre lo que había sucedido en lo profundo de la cueva, todos estaban extenuados a causa del esfuerzo constante que habían sumado con la caminata dentro de la cueva y la posterior huida que aún no completaban, no querían tampoco reaccionar a la segura muerte del anciano capitán que los había protegido durante el trayecto. Pero más atemorizante era el hecho de que estaban a la merced de un herrero desconocido del que conocían muy poco y que al parecer ocultaba mucho mas de lo que en su fachada aparentaba.

Tras momentos de indefinida y angustiosa longitud, los cuatro individuos finalmente encontraron una salida, emergieron de la tierra casi como cadáveres reanimados de aquellos que de los cuentos de la mítica tierra de Sonen, donde la civilización era tan avanzada que habían alcanzado la inmortalidad siglos atrás. El suelo bajo sus pies era frágil y se resquebrajaba fácilmente ocasionando ligeras olas de tierra que descendía suavemente como pequeñas avalanchas en la suave pendiente que desbocaba en la arboleda cuyo tejado de hojas aún podían ver bajo la luz de la luna creciente que iluminaba un cielo inquietantemente despejado.

Desorientados y sin saber exactamente si habían pasado horas o días dentro de la cueva, decidieron tomar asiento en el primer rincón de tierra y roca que encontraron, los peligros aún no terminaban, se encontraban a merced de la naturaleza del Sajan Gargan y aquel gran bosque era caprichoso, todos aquellos que se atrevían a explorarlo sabían que, si algo podía salir mal, entonces saldría mal. Los cuatro bien sabían que el próximo objetivo sería escalar la montaña y encontrar el camino de vuelta a Garaldina, quizá la luz de la mañana les daría una mejor perspectiva del terreno, así que decidieron prepararse para tratar de conciliar el sueño ahí mismo, cubiertos por la pared de roca y el ángulo del suelo.

Aun cuando la lógica demandaba que alguien se quedara haciendo guardia, ninguno lo hizo, el escape había sido tan agotador que al instante que tocaron el suelo, todos quedaron profundamente dormidos, afortunadamente, la naturaleza había decidido que no eran una amenaza, así que sus elementos no les hicieron daño durante la noche. La mañana los hizo despertar tan pronto como el sol se asomó en el punto más lejano del filo de la cordillera de Ter-Ifhur.

A pesar de estar hambrientos, debían preguntarse sobre los sucesos que los habían puesto en esa posición, la duda y los cuestionamientos plagaban sus cabezas y ya fuese para fortuna o no, Gurdeón Soloquio parecía poseer las respuestas que Roitar y Celes Laba buscaban.

—Creo que nos debes una explicación —Empezó Roitar acercándose lentamente a Gurdeón, se veía extrañamente comprensivo ante todo el asunto— ¿Desde cuándo te han perseguido los Magos de Sangre? —Preguntó, preocupado.

—Nos han perseguido desde que tengo memoria —respondió Gurdeón con un hilo de voz—, y honestamente, me estoy cansando de todo el asunto, poblados enteros han sido destruidos por mi culpa, a donde sea que voy, las masacres siguen mis pasos, todo aquél que se arriesgue a alojarme corre un peligro inmenso.

—Al menos en Esmeralda encontraste un hogar —añadió Celes Laba, a manera de consolación—, ni siquiera los magos de sangre se atreverían a dañar un bastión cultural como Esmeralda.

—No sería más que una cuestión de tiempo, con cada día que paso en Esmeralda, ellos saben más sobre mí y sobre aquello que debo proteger.

—Tu secreto no es tan desconocido como crees, aun así debo decir que tu familia ha hecho en gran trabajo en ocultarlo por tantas generaciones, en mi cultura, el Polvo Esento tiene un nombre distinto, lo llamamos el aliento del Atzar y si algunos de mis ancestros más viejos hubiesen visto lo que sucedió allá abajo, te aseguro que no seguirías con vida, manipular tal magia de la forma en que lo hiciste es merecimiento para muchas degradaciones y humillaciones en tierra de guardabosques —afirmó Laba con una sonrisa socarrona—, eres un hombre valiente, Gurdeón, la presión que llevas sobre tus hombros es inmensa, los Talascaranes ya habían teorizado la existencia del Polvo, ¿sabes? Roitar sabe más sobre el asunto, es un descubrimiento muy reciente, pero sabemos que hay detrás del origen del Polvo.

—El estudio de Arbelastán y Alifiedes es concluyente y ahora que pude observar de primera mano la naturaleza de esta nueva forma del Dialogo, no puedo hacer más que temer lo peor, este es el residuo de años y años de uso desmedido de la Magia del Dialogo —reconoció Roitar, atando los cabos y haciendo conjeturas—, fui tan ciego al ignorar aquello que leí hace tantos años ya, tanto que lo había olvidado todo, pensándolo bien, creo que no te equivocabas al juzgarnos al inicio, Gurdeón, los Talascaranes hemos acumulado tanto conocimiento que ya no sabemos bien qué hacer con él.

—Eso en realidad ya no importa, ahora que los Ornigo van tras de mí, necesitaré un milagro para sobrevivir —resopló Gurdeón— Gorosdetos, ya no podremos volver más a Esmeralda y tendrás que apoyarme de nuevo, si no fuese por ti, no habríamos salido de la cueva con vida —le dijo ahora agarrándolo por la nuca y tocando frentes en un saludo fraterno.

Gorosdetos no hizo más que aceptar el afecto de su amigo.

—Todo llegué a imaginar, menos el hecho de que los emisarios del Clan Ornigo fuesen capaces de venir hasta un lugar tan remoto por un asunto trivial, es claro que los Magos de Sangre tienen como mayor prioridad adueñarse de tu posesión, o peor, reclutarte en su organización —sopesó Roitar—, sé que deberíamos hablarlo con Aurdan, este asunto es más delicado de lo que parece.

—¡Aurdan no está aquí! —aseveró Laba— Deberás decidir por tu cuenta esta vez, ¿Cuándo aprenderás a hacerlo? —la indecisión de su compañero era algo que llevaba frustrando a Laba por muchos años ya, puesto que ella misma no se sentía con capacidades de verdadero liderazgo.

—No hay nada que decidir, ya no tenemos otra opción, algo debe significar el hecho de que ustedes dos hayan presenciado lo que ocurrió allá adentro creo en grandiosa medida que ustedes serán importantes en mi misión, mi clan ha callado por mucho tiempo sus secretos, pero ya no será más así, este es el momento en el que me alzo en rebelión ante la sabiduría perdida de los Talascaranes de Garaldina, ¡Yo soy el Orbe! ¡Es a mi a quien buscan! ¡Personifico aquello que no entienden, el control imparcial del mundo!

—Entonces eso lo decide todo, veo que la explicación es sencilla, El Orbe que posees, el que mencionó el emisario de los Ornigo, es el Orbe de Ulekuruth, el tercero, el único que faltaba por descubrir. No, ya lo había descubierto el Clan Soloquio e hicieron bien todos estos años en ocultarlo, la posesión de los otros dos orbes ha desbalanceado la labor de los Talascaranes por muchos años, el primero fue mal utilizado y desgastado por el Dialogo, el segundo le causó el mas grande de los ultrajes a la pobre Alifiedes, la alumna prodigio de Aurdan anterior a mí, y ahora se presenta ante nosotros el tercero, personificado en ti Gurdeón.

—No puedo creer que durante tantos años los Talascaranes hayamos sido tan imprudentes, en mi indecisión he creído que mis convicciones y las de mi maestro son únicas, pero creo que debo acompañarte en esta tarea Gurdeón, hay algo que debemos hacer ante esta situación tan desafortunada.

Gurdeón vio a sus tres compañeros con seriedad y solemnidad, solo tuvo un par de palabras más—: Batallar la arrogancia con sabiduría y prudencia, solo eso nos queda, mis nuevos y viejos compañeros, la meta ha sido establecida.

Los Sabios DiscípulosWhere stories live. Discover now