capítulo 36.

256 36 18
                                    

―¿Qué ocurre, Eunchae? Te veo afligida.

Hanbin toma asiento en la cama de su hija y coloca su mano en su hombro, cuando ella alza la mirada le regala una sonrisa dulce.

―Estaba buscando telas para arreglar mi vestido azul, pero en vez de encontrar telas encontré un vestido que mamá solía llevar a menudo. Uno blanco, lo recuerdo bien.―Juega con sus manos y arquea las cejas ligeramente.―A veces pienso en ella.

Hanbin nota tristeza en su tono de voz.―¿Pensar en ella te hace sentir triste?

Eunchae niega con la cabeza y baja la mirada hacia sus pies descalzos.

―No. A veces pienso en ella como un buen recuerdo. Si me veo triste es porque cuando pienso en ella, también pienso en ti.―Su nariz se pone rojita y sus ojos acuosos.―¿Tú te sientes mal cuando piensas en ella?

Hanbin no sabe que decir, las palabras se atoran en su garganta cuando Eunchae sube sus ojitos y lo mira con una lágrima deslizándose por su mejilla.

Se parece tanto a ella, piensa.

Toma su mejilla y limpia esa lágrima rodante, le sonríe con ternura mientras conecta sus ojos oscuros.

―¿Tú la extrañas, papá?

Una pequeña sonrisa se alza en su rostro y baja la mirada, recordando el rostro de su esposa y todo lo que alguna vez vivieron juntos. Lindos recuerdos.

―No he amado ni amaré a nadie como la amé a ella.

Dice desde el fondo de su corazón.

Al otro lado de la puerta, Zhanghao ahí se encuentra con el cuerpo congelado en su sitio, sin saber realmente qué hacer o qué pensar.

¿Huir o quedarse?

Se retira lentamente de la escena, con el corazón en la mano y extrañamente, sin expresión alguna en el rostro.

No soltó lágrima alguna, solamente sentía ese dolor punzante en su pecho y la impotencia recorriendo sus venas. Ni si quiera se inmutó cuando Hanbin al llegar a su habitación género una conversación con él, ni cuando durmieron en la misma cama.

Simplemente... nada.

El día siguiente Zhanghao se levantó muy temprano por la mañana, se vistió, no tomó desayuno y salió hacia la empresa. No despertó a Hanbin con un beso en los labios, ni fue a ayudar a los niños para que lleguen a tiempo a la escuela.

Prácticamente, se desapareció de aquella casa.

Eso Hanbin al despertar y no encontrarlo a su lado se asustó por un momento, pero supo que había salido temprano a la empresa cuando revisó su celular, donde Zhanghao le había dejado un mensaje avisando aquello.

En todo el día no habló con Zhanghao ni por un instante, como si este lo evitara a toda costa. A lo lejos logró verlo en el área de comida, con un rostro serio y la mirada fría. De hecho, las pocas veces que logró verlo fue a la distancia.

Realmente le extraña su actitud.

Hasta ese momento que ya está atardeciendo y es hora de ir a casa. Hanbin lo espera en su escritorio porque el peliazul está en la oficina de Jiwoong.

De brazos cruzados y la mirada en el suelo, así lo ve Zhanghao cuando sale de la oficina de su hermano.

Lo llama con cuidado.―Hanbin.

El mayor alza la mirada y acomoda sus lentes cuando escucha su voz, se acerca rápidamente hacia él.

―Zhanghao, tú... No te he visto en todo el día.―Su mirada suplica por respuestas.―¿Vamos a casa? Ya es tarde, te estaba esperando.―Su voz se nota nerviosa.

Zhanghao decide ignorar sus palabras y alza la comisura de su boca forzadamente y sin gracia alguna.

¿Casa?

―Me iré con Jiwoong a su viaje de negocios en Hong Kong.―Suelta sin más.

Lo dice con tanta determinación pero escaso de su tono cálido y coqueto. Hanbin se confunde por su actitud y no sabe qué decir.

Sus ojos mieles no son más dulces, ese día en particular son distintos... Tienen algo distinto, ¿Pero qué es?

―Me voy esta misma noche, no iré contigo a... tu casa.

―Yo...―Pasa saliva y frunce el ceño confundido.―Yo pensé que Jiwoong iría solo, nunca me dijiste que irías con él.

―Surgió y ya.

―¿"Surgió y ya"? Zhanghao, tú no eres una persona que hace planes de la noche a la mañana...―Toma un paso hacia adelante y lo mira con preocupación. Extiende su mano para tocar su mejilla.―¿Estás bien?

―Tengo cosas que pensar, Sung.―Alza la mirada y encuentra sus ojos marrones. Sonríe con tristeza.―Como pensar en nosotros por ejemplo.

No le da tiempo de contestar, deja un beso en su mejilla que Hanbin siente tan cálido y tan distante al mismo tiempo, que su corazón se encoge.

―Zhanghao...

―Debo pensar en nosotros. Volveré y tendré las respuestas. Hasta entonces, te veo en una semana.

Gira sin más su cuerpo y empieza a caminar lejos de él. Hanbin en su sitio aún tratando de procesar sus palabras.

¿Pensar... en nosotros?

Camina rápidamente y se apresura en tomar su muñeca con delicadeza pero lo suficientemente firme para que deje su andar.

Zhanghao gira apenas a verlo.―Hanbin, debo irme...

¿Porqué se siente como una despedida?

―N-no te vayas...

El peliazul retira su mano y sin mirar atrás emprende su viaje nuevamente hasta perderse de la mirada marrón de su esposo.

¿Porqué con esta distancia se siente tan solo?

Hanbin siente sus manos temblar y su mente buscarle el sentido a todo lo que acaba de pasar. Porque sencillamente se siente perdido, como si su amante se escapara entre sus dedos y no pudiera evitar su huída.

Debo pensar en nosotros.

Me voy esta misma noche.

No iré contigo a... tu casa.

Y por segunda vez en su vida, Hanbin siente miedo de perder a su pareja.

✹✹✹

no puedo martha, no la quiero leer porque lloro pero termino leyendo :c

cenizas de un amor ✧ haobinWhere stories live. Discover now