Voces del Corazón [2min]

Capítulo X. Una nueva aventura.

Lee TaeMin, no sabía en dónde fijar la mirada, nunca antes había estado tan nervioso, como en ese momento. Era tal, la magnitud del sentimiento que estaba experimentando, que no podía dejar de mover su pierna de manera compulsiva produciendo un ruido seco, cada vez que su talón golpeaba la fría y dura madera del piso.

Estaba muy claro que no se había imaginado que tendría que lidiar con una visita de su madre. Ni siquiera se alegraba de verla y aunque tenía una muy buena idea de cuál era la razón por la que, SongKyu, se encontraba ahí, no le apetecía ni un poco tener que escucharla. Cruel, pero cierto.

MinHo le miró por el rabillo del ojo y en silencio, sin decir nada, colocó su diestra sobre el muslo del chico y le apretó suavemente, haciendo que se detuviera de golpe, y le devolviera la mirada sin molestarse en ocultar su creciente ansiedad.

SongKyu enarcó una ceja y los miró, sin expresión, con la mandíbula tensa y los hombros rígidos, claramente, la situación la tenía incomoda.

Tae se encogió de hombros y bajó la mirada, centrando su atención en la manga deshilachada del suéter que usaba en un intento desesperado por guardar la calma. Suéter que le había robado a MinHo esa mañana con la tonta excusa de que era muy amplió y fresco. Aunque la realidad era que tenía una especie de “fijación” con el aroma del moreno, porque le hacía sentirse seguro.

Lo que sin duda iba a necesitar para poder hacerle frente a lo que estaba por ocurrir, porque Tae, estaba casi seguro de que SongKyu sería la más enfadada con toda la situación, más de lo que HoWon lo había estado en su momento. Y eso era mucho para decir.

Después de todo, su madre siempre había sido distante e indiferente con su persona, pero sobre todo estricta. Lo criticaba abiertamente y no perdía oportunidad alguna para hacerle ver sus errores y que, lo que hacía, decía o pensaba estaba mal y estaba muy seguro de que dicha ocasión, no iba a ser la excepción.

—Así que señora Lee...— MinHo habló un tanto ansioso, sin poder soportar por muchísimo más tiempo el tedioso silencio, que reinaba en la sala —¿A qué ha venido?

—He venido a ver a mi hijo menor, ¿a qué más?— le respondió la mujer con frialdad —¿No puedo?

TaeMin pasó saliva al oírla con cierta dificultad. Tenía -al parecer-, un nudo en la garganta producto del pavor que le tenía al más que evidente discurso que SongKyu, -probablemente-, iba a darle. Sin embargo, admitía que tener a MinHo sentado a su lado con toda la determinación de hacerle frente a su madre, era ciertamente aterrador en varios sentidos.

—Sí. Claro que sí puede…— MinHo asintió con la cabeza —Es solo que asumí, debido a la falta de interés en su hijo, que…

—No creo que tengas el derecho de mencionar mi falta de interés en mi hijo...— le interrumpió SongKyu sin tener tacto alguno —Sobre todo, si tenemos en cuenta que la situación actual… La causó tu extremo interés en el mismo— añadió sin poder evitar que el sarcasmo reluciera en su tono de voz.

MinHo no se atrevió abrir la boca para defenderse, no podía y no tenía ni un solo argumento que fuese válido para hacerlo. Después de todo esté había asumido desde que había visto a Lee SongKyu bajo el umbral de la entrada que su visita, no era parte de ningún convencionalismo social.

Y aunque había pensado en echarla inmediatamente, al final sino lo había hecho había sido exclusivamente por Tae. Sin embargo, el hecho de que le abriera las puertas de su hogar y le ofreciera un asiento en su estancia, no significaba que estaba planeando escuchar sus reclamos y reproches de manera puramente pasiva.

Por dicha razón no apartó la mirada y mantuvo la frente en alto, dispuesto a hacerle frente a la madre de TaeMin si la situación así lo requería. O, si se atrevía a cruzar los límites de lo que considerará una agresión, como Lee HoWon había hecho.