Capítulo VIII. De acuerdo mutuo.

301 33 8
                                    

TaeMin, se levantó de la cama después que su alarma resonara por quinta vez recordándole que tenía tenía que ser alguien "responsable".

Arrastró los pies hasta el baño y se miró en el espejo en completo silencio, mientras hacía el intento de lavarse los dientes, sin embargo, el más mínimo de sus movimientos era pausado y lento. Se sentía aletargado.

Su cabeza dolía y en su pecho, sentía un gran vacío que no sabía como llenar. Estaba, como otras veces, experimentado, esa 'sensación' de no ser lo 'suficiente' bueno.

Recordando lo ocurrido y como MinHo había estado de pie, sujetandole hasta que se cansó de llorar, miró sus muñecas. Las cuales ahora lucían un par de hermosas marcas rojas a su alrededor, producto de la fuerza aplicada por el moreno.

Aterrado dejó su cepillo sobre el lavamanos y levantó la camisa, mirando con ojos sin brillo su abdomen. Pulcro y sin una sola marca que diera indicios de lo que había hecho. Suspiró, aliviado pero, la culpa, se instaló en su pecho.

No podía creer que había llegado a semejante extremo.

¿Pero qué había echo?

Deslizó -suavemente- sus dedos sobre su piel, colocándose de perfil y admiro en silencio, la barriga que comenzaba hacerse presente día a día. Silenciosamente.

Ahora era solo un «bulto» apenas visible, pero en un par de semanas lo más probable, es que la ropa que el alto había comprado para él, no le quedaría más.

Un muy suave movimiento llamó su atención, era apenas algo perceptible, y muy débil, que hizo que su corazón, comenzará a bombear a una rapidez increíble por el temor.

¿Y sí, le había llegado hacer dañado al bebé? ¿Debía pedirle a MinHo, ir al hospital? Quizá revisarse era buena idea. Se mordió el labio.

—TaeMin, ¿estas ahí?— la voz de MinHo llenó sus oídos. Severa.

—Sí. Aquí estoy.

—Vale es que no te vi en tu habitación… Ven a desayunar… Te espero diez minutos, acabado el tiempo voy a volveré por ti… — sentenció el moreno —No te quiero encerrado y sólo, en ni una sola habitación.

TaeMin no respondió absolutamente nada, no se sentía con el derecho de hacerlo, por lo que se apresuró alistarse. Se cambio rápido y salió a enfrentarse a MinHo, pero este, no le dijo ni una sola cosa sobre lo ocurrido horas atrás en la estancia. De hecho apenas lo había mirado.

Desayuno, aunque su estómago no estuviera en condiciones para recibir ningún alimento, y absolutamente todo le supiera mal.

MinHo siguió sin decirle nada aumentando su tensión y que el tamaño de su remordimiento, se incrementará.

Alrededor del medio día, sencillamente, tomó su mochila sin revisar para salir y abordar, el automóvil de MinHo.

La incomodidad entre ambos era gigantesca y palpable.

—Vendré a la salida— MinHo, se estaciono al frente de la Universidad del menor. Sin mirar a TaeMin, tan sólo veinte minutos más tarde.

—Sí… Emm, pero yo…— TaeMin se mordió el labio. Había tratado de armarse de valor todo el camino, pero a pesar de ello no tenía cara y mucho menos fuerza para ver al moreno a los ojos —Quiero pedirte algo…

—¿Que cosa?— el moreno lo miro entonces a la cara por primera vez. El menor apreció las ojeras bajo los ojos del moreno, su expresión de molestia y de algo más que no supo, como interpretar, y no pudo hablar se quedó mudo sin saber bien porque —¿Y bien?— insistió el mayor.

Voces del Corazón [2min] Where stories live. Discover now