Chapter 30

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Taylor

Pasaron varios días con mi padre vigilándome como un halcón. Fuera donde fuera o hiciera lo que hiciera, él siempre estaba allí o en la habitación de al lado. El único momento en que me dejaba sola era cuando Tom y los chicos estaban fuera haciendo trabajo de negocios.

Empezaba a sentirme tan frustrada que pensé que simplemente me derrumbaría y arremetería contra mi padre. Yo era una mujer adulta y él me trataba como a una niña de doce años. Sin embargo, no había sido fácil. Sabía que estaba enfadado y frustrado por la situación de que me estuviera siguiendo todo el tiempo, sin dejarme a solas con Tom ni un segundo.

—¿Puedes pasarme la otra revista? —Preguntó Hirato mientras Bill se estiraba y tomaba la revista de la mesa y se la lanzaba a Hirato.

Mi padre y yo, junto con los dos chicos, estábamos sentados en la terraza, sin hacer nada en particular. Yo estaba escribiendo otra redacción mientras Bill ojeaba su ordenador e Hirato y mi padre leían algunos periódicos.

Llevaba todo el día con los nervios de punta e intenté descargar mi irritación en mi tarea.

—Vaya, solo era una pregunta —Mellie murmuró mientras salía por la puerta con Tom justo detrás de ella con la mirada perdida. Tomó asiento junto a Bill y se acurrucó a su lado mientras él colocaba cómodamente su brazo sobre los hombros de ella, como si estuviera justo allí donde debía estar colocado.

—¿Qué? —Preguntó Hirato divertido mientras Tom tomaba asiento en la silla de al lado.

—Sólo le estaba haciendo una pregunta a Tom ya que él me sacó de mis casillas —murmuró ella, fulminándolo con la mirada, mientras Tom parecía indiferente.

—No le hagas caso, sólo es un niño grande —bromeó Hirato mientras Tom lo miraba tenso.

—Últimamente estás muy gruñón —bromeó Bill con una sonrisa socarrona mientras me miraba.

—¡En serio, cada vez estás peor! —continuó Mellie. Me sentí un poco mal por Tom, si yo estaba frustrada, no era nada comparado con lo que él estaba. Llevaba todo el día siseando y chasqueando a la gente sin motivo alguno. De hecho podía verlo más y más agraviado por cada día que pasaba que apenas podíamos hablarnos para no hacer sospechar a mi papá.

No mentiría si no dijera que estaba empezando a tensar nuestra relación. Sin embargo, aceptaba mi decisión de buscar el mejor momento para decírselo a mi padre.

Pero no sabía cómo hacerlo sin que mi padre se sintiera desilusionado conmigo.

—Creo que está empezando a entrar en la menopausia —Hirato se burló y fue replicado con una bofetada en la parte posterior de su cabeza.

—¡Ay, eso duele! —Se quejó y se frotó con la palma de la mano.

—Te lo mereces —murmuró Tom mientras yo soltaba una risita. Ganando algunas miradas de sorpresa, me di cuenta de que
era la primera vez que me había reído en varios días.

—Taylor, ¡Por fin vuelves a sonreír! —Me
animó mi padre, levantando la vista de su periódico. Me encogí de hombros y volví la cabeza hacia mi periódico.

—Sí, lo he echado de menos —rió Mellie y me dio un codazo con el pie. Le envié un gesto de agradecimiento y traté de concentrarme en mi portátil.

—¿Adónde vas, Tom? —Mi padre preguntó divertido por todo el mundo, mientras levantaba la cabeza y veía a Tom ya a medio camino de la puerta de la casa.

—A dar una vuelta —murmuró y se alejó contoneándose. Suspiré para mis adentros. Necesitaba algo de tiempo a solas con Tom y él definitivamente también lo necesitaba, ambos lo necesitábamos.

Hunted by the mafia, memories and secrets in Rome / Tom Kaulitz Where stories live. Discover now