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Me quedo mirando el móvil nervioso, mi corazón latía desesperadamente como si fuera a estallar en cualquier momento. Necesitaba calmarme antes de que él llegara. Mientras esperaba sentado en el pórtico de mi casa miraba como los vecinos regaban sus flores «son lindas» me distraje. Mis manos temblaban, ya casi se ponía el sol y podía ver el color naranja en el cielo. Mi móvil vibró, lo tomé rápidamente, era simplemente una notificación de Pinterest por desgracia.

Llevé mis piernas a mi pecho, esperaba ansioso bajo el bello atardecer a que el llegara. Miré mi móvil y eran las siete y treinta de la noche, aún no anochecía pero no faltaba mucho para eso.
—Deberías entrar, hace un poco de frío—expresó mi mamá.
—Si, pero quiero esperar a que llegue.
—Oh, ya llegó—dijo ella.

Corrí a recibirlo, llegaba lleno de almohadas y varios bultos. Lo ayudé a bajar las cosas de su auto. Pensé en abrazarlo, por la cintura pero evité hacerlo. Su pijama era de superhéroes eso debido a lo que le prometí. Mi corazón no dejaba de latir y mis manos temblaban muchísimo hasta que...

—¿Estás bien?—preguntó
—Mm, si...

Andy me abrazó pude sentir su calor y su delicioso olor a esa fragancia que tanto me gustaba que utilizara. El abrazo duró mucho cosa que no acostumbra a hacer «me emocioné» y también pude tranquilizarme.
—Ven, entremos a mi habitación—dije mientras lo ayudaba con las almohadas.

—Bienvenido—lo saludaba mi mamá con una sonrisa.
Mi mamá me miraba de una manera extraña, levantó sus cejas dos veces, sabía que me molestaba que hiciera eso, me sonrojaba fácilmente si lo hacía. Ella sabía que Andy me atraía, se lo había dicho hace unos días atrás. Confiar en mamá era como liberarme de casi todo, desde que sufrí la traición de una de mis amigas supe que no podía confiar en nadie más excepto mi madre. Mochi me sigue, y rodea a Andy con su cola haciéndole cosquillas.
—Jaja, al parecer le gusté a tu gato—expresó riéndose y lo entiendo, Mochi puede ser muy curioso en algunas ocasiones pero es increíble que hasta a mi gato le agrade este chico.

Mientras yo acomodaba las cosas que él traía, Andy miraba mi colección de álbumes que tenía en un librero, eran muchos, increíblemente gastaba casi todo mi dinero en álbumes y en libros de romance. Caminó unos pocos pasos hasta que pude sentir su presencia detrás de mí, «tragué saliva» e intenté no ponerme nervioso. Agarró el marco de fotos en la que salíamos ambos.
—Nos vemos hermosos no crees, aún recuerdo ese día tan especial.

El padre de Andy le había regalado un auto, ese mismo día decidió pasar por mi casa para estrenar su regalo. Recuerdo cuando fuimos a la playa, comimos helados y de repente me agarró de la mano. Corríamos hacía la orilla del mar solo para salpicarme. Ese día yo llevaba mi cámara instantánea y nos sacamos varías fotos, incluyendo la que tenía en el marco junto a otras que tenía de Mochi y de mis vacaciones en Nueva York.
—Me gustan tus fotos—expresó nervioso—Te ves genial y algo tierno.

Medité lo que acababa de decir mientras lo miraba a los ojos profundamente. Algo que me gusta muchísimo de Andy son sus ojos color avellana, me distraen demasiado.

—Jaja, si, son lindas, pero no creo que sea tierno—expresé esperando una respuesta contraria a lo que dije.
—Claro que lo eres, tal vez tú no lo veas. —se acercó a mí. —Yo si lo veo y eso me agrada de ti.

Traté de mantener la calma. Estaba frente a mí y no podía perder el control o simplemente lo notaría. Mi mamá tocó la puerta, el olor a palomitas de maíz me distrajo. Tomé el tazón lleno de palomitas y lo coloqué en la mesa de noche, mientras tanto Andy me esperaba sentado en la orilla de mi cama, algo tímido.

—¿Estás bien?—pregunté
—Mm, si, sólo que, mm...

Lo miré fijamente mientras tomaba un puñado de palomitas directo hacia mi boca. Notaba algo extraño en Andy, era como si yo le provocara algo, algún tipo de sentimiento. Ignoré la situación y seguí con el plan de esta pijamada. Agarré la computadora y abrí la aplicación de películas. Andy acariciaba a Mochi quien estaba ronroneando en su regazo. Es un gato muy cariñoso en especial con las personas que conoce por primera vez. Cuando adopté a Mochi sabía que me ayudaría muchísimo, cuando mi padre me dió la espalda por ser gay Mochi me sirvió de consuelo todas esas noches que sentía que iba a morir.

Me acomodé en la cama mientras que Andy seguía algo tímido y no se acercaba mucho a mí. Le pedí que lo hiciera y se acercó. Tomó su manta y me arropó con ella incluyendo a Mochi quien se encontraba atrapado bajo la manta.

—Spiderman, Thor, Black Panther ¿cuál vemos?—le dije, sabía que esas eran sus favoritas y podría verlas con el, claro está esa era la idea principal de esta pijamada.

—No quiero ver superhéroes esta noche—dijo después de cerrar bruscamente mi laptop.
—¿Entonces que haremos?
«Kai, quiero tener sexo contigo» vino ese pensamiento tan perverso a mi mente.
—Kai, ¡Kai!—chasqueó sus dedos me había distraído.
—¡Perdón!
—Quiero ver la luna contigo.

Mi corazón latía mucho sentía como si fuera a estallar. Andy quería hacer una de mis actividades favoritas. La luna no iluminaba mi habitación por las luces de colores que tenía encendidas. Me levanté, abrí la ventana y pude ver su precioso brillo.

Sentí como Andy se acercaba lentamente a mí y recostaba su cabeza en mi hombro mientras mirábamos juntos la luna llena. Mochi maullaba en busca de atención rozando su cola entre las piernas de ambos. Esa fragancia que tanto me gustaba podía olerla, podía sentir su calor, y la manera tierna de expresar su amor aunque no lo hiciera tan a menudo. Era precioso, sumamente precioso.

Midnight Rain (The Dawn Edition)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora