—Sí, y seguramente también te habrán dicho más de una vez que estás chalado.

Se encoje de hombros y asiente con la cabeza. Nuestras miradas se dirigen hacia la puerta cuando llena Rachel y lo chicos, cubiertos de nieve.

—¡Sentimos haber tardado tanto, pero había atasco! —Exclame Rachel antes de abrazarme—. ¿Cómo estáis? —suspira.

—Mejor, tranquilos.

Sean y Paul piden a Collin que les enseñe la herida, y Rachel aparta la mirada. Si ve los puntos, se va a desmayar, como aquella vez que me hice un corte de nada en el dedo mientras cocinaba. Es muy aprensiva.

—¿Te duele? —pregunta Mark tocándole la zona cubierta de betadine.

—¡Ah! ¡Claro que me duele, imbécil! —exclama haciendo una mueca.

Frunzo el ceño y le doy una patada en la espinilla a Mark.

—¡Eh, relájate tú también, que no te he hecho nada! —exclama dolorido.

—Dejad a Collin que me ha salvado la vida —digo con voz firme.

Los chicos se miran entre ellos y levantan las manos en señal de inocencia. Cuando pasan unas horas, todos son vencidos por el sueño  y  se marchan a casa. Collin y yo nos quedamos viendo la tele mientras nuestros padres hablan en el pasillo, negándose a irse del hospital, o tan siquiera a alejarse de la puerta de nuestra habitación. Aburrida de no poder ver bien la televisión desde mi camilla, me siento en el sillón que hay junto a la de Collin. Apoyo el brazo y la cabeza en la camilla mientras vemos una película de Drácula en blanco y negro. Desvío la mirada de la televisión durante un segundo y me percato de que la piel de Collin se ha erizado.

—¿Tienes frío? —le pregunto restregándole el brazo.

—Sí, es lo que tiene estar medio desnudo a estas horas —dice con humor mientras le castañean los dientes.

—¿No hay ninguna sábana por aquí? —pregunto mirando hacia todos lados.

—Estoy tumbado encima, ¿me ayudas a levantarme? Esto sigue doliendo bastante.

Asiento y me pongo en pie mientras pasa un brazo por mis hombros. Cuando empieza a incorporarse gime y hace una mueca de dolor. Los calmantes le han durado muy poco. En cuando apoya un pie en el suelo tensa la mandíbula y se yergue, a pesar de que es más que evidente que le duele. Le digo que se siente en el sillón, pero niega con la cabeza mientras me suelta para apoyarse en el respaldo. Tal vez sea mejor que se mantenga en pie, dudo que pueda levantarlo una vez más. Aparto las sábanas y me coloco a su lado para que vuelva apoyarse en mí.

—¡Joder! —Gruñe entre dientes—. Me he dado con el pico de la mesa.

Le dejo sentado en la camilla mientras se presiona la venda para intentar calmar el dolor. Aunque no lo consigue. Los picos de las mesitas que están junto a las camillas no están muy afilados, pero si pueden hacerte daño si te das un golpe tonto.

—¿Te duele mucho? —pregunto preocupada—. Quieres que llame a alguien.

—No. —Niega con la cabeza—. Soy un hombre, puedo con un picorcillo tonto.

Sonrío y niego con la cabeza.

Miro la puerta por encima del hombro cuando ésta se abre a causa de Krystal, la madre de Collin.

—¿Cómo estáis, chicos? —nos pregunta en voz baja con una sonrisa dulce en los labios.

—Perfectamente —miente él con otra sonrisa.

Ella asiente y camina hacia nosotros abrazándose a sí misma.

—Bueno, ¿desde cuándo os conocéis? No me has presentado a esta chica tan guapa.

Mis mejillas se encienden a la par que me esfuerzo por sonreír de la forma más natural posible.

—Nos hemos conocido esta tarde, mamá —suspira Collin.

Ella se gira hacia mí y me tiende una mano.

—Bueno, Megan, yo soy la madre de este sinvergüenza.

Miro a Collin de reojo y sonrío cuando éste pone los ojos en blanco. No conozco a Collin más de unas horas, pero creo que no podrá ser definido como un sinvergüenza. Yo he conocido a chicos de ese tipo y no se parece nada a ellos. Él no un imbécil, ni un infiel.

—Si necesitáis algo Suzanne y yo estamos fuera, ¿de acuerdo?

Collin y yo asentimos, Krystal sale de la habitación.

—Lo siento, mi madre es muy...

—¿Agradable? —Enarco una ceja. No creo que tenga nada malo que decir de su madre—. Sí, lo es.

Collin sonríe y se tumba en la camilla, tapándose.

—Creo que ahora tendré que pasar una temporada sin jugar al futbol americano —suspira restregándose el brazo izquierdo.

—¿Juegas al fútbol? —pregunto—. ¿En qué posición, aunque no se mucho de...?

—Soy el quarterback —presume sonriendo.

Arqueo las cejas sorprendida.

—¿Estoy delante de la estrella del equipo?

—¿Acaso lo dudabas? Sólo tienes que mirarme para saber que soy la estrella —dice sacando bíceps.

—Anda, musculitos, no te lo tengas tan creído, que se te sube muy pronto a la cabeza.

Se estira y golpea el respaldo del sillón.

—Siéntate y terminemos de ver esta horrible película en blanco y negro, que debe tener mil años.

Me dejo caer  su lado y apoyo la cabeza en la camilla mientras subo los pies al sillón. Collin estira el brazo y toca el vendaje que tengo en la frente. Levanto la mirada.

—No salgas nunca sola a la calle, ¿vale? —dice mirándome preocupado—. Piensa que, en realidad, hemos tenido mucha suerte.

Asiento aun con la mejilla a escasos centímetros de su torso.

—Vale.




Hola!!! Bueno, Megan y Collin están bien, menos mal, ¿no? ¡¿Tenéis ganas de que Megan y Sawyer se reencuentren?! Para eso sí que tendréis que esperar lo siento (aunque si me hacéis saber que lo estáis deseando, tal vez no tarden tanto en verse...). Espero que os haya gustado el cap. Todavía tengo que hacerme a la historia para hacer los capítulos más largos. Creo que me he acostumbrado demasiado a los de DARRELL. [Hablando de DARRELL... ¡Pasaros un ratito conoced a Darrell y a Cassie ;P!].

Besos, abrazos y ciao

Alicia Lowell

Déjame Amarte © [UME #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora