» ¿Qué es lo que pasa cuando te armas de valor y te decides a conquistar a la Alfa más popular y sarcástica de todo Hastings? «
Melanie Dashton tenía algo claro en la vida; ser silenciosa, prudente y no enamorarse de la persona incorrecta.
Pero la...
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—¿Una... chica hizo que tu corazón latiera de nuevo? —repitió Melanie conmocionada.
—Yep.
Melanie abrió los ojos de par en par y después desvío la mirada al suelo esbozando una tierna sonrisa. Ante su reacción, yo me mostré confundida y le dije: —Y entonces, ¿qué opinas?
—Que es sorprendente —dijo un momento después. —Es que... Creía que odiabas el amor. Y que ya no te interesaba saber nada más del amor.
—Si te soy sincera, estoy confundida —le dije. —No sé que es lo que siento por esa chica, pero solo sé que quiero volver a verla.
—Yo creo que eso es atracción —dijo Melanie y yo medite sus palabras—. ¿La quieres volver a ver porque te gustaron sus besos o porque... Quisieras conocerla?
—Porque quiero conocerla. Es la primera vez que me siento así por alguien.
—Ya sé. Hagamos un test para saber si estás enamorada.
—Bien.
Melanie y yo fuimos al gimnasio, un lugar poco concurrido, en el que teníamos privacidad, y posteriormente nos sentamos y Melanie me empezó a hacer el test para saber si estaba enamorada.
—Pregunta uno: ¿Piensas en ella a menudo?
—Sí —respondí.
—Okey, pregunta dos: ¿Qué sientes al pensar en esa persona?
—Es difícil de explicar, pero emoción y atracción.
—Entiendo, pregunta tres: ¿Qué harías si ves a esa persona con alguien más hablando de forma romántica?
—Uy, los famosos celos me atacarían.
—Vale, pregunta cuatro: ¿Qué sientes al imaginar que la ves?
—Felicidad.
—Y última pregunta: ¿De repente te ha entrado curiosidad acerca de la vida de esa persona?
—Completamente si.
—Bien, dado a que todas tus respuestas fueron positivas —dijo Melanie—. La respuesta es si. ¡Si estás enamorada!
—Vaya —me lleve una mano al cabello mientras sonreía—. ¿Quién será esa misteriosa chica?
—Allison, sobre eso...
Melanie parecía querer decir algo importante, así que le preste atención, pero por la jodida puerta apareció Ivonne Hadson.
—Ivonne... —susurró Melanie.
—Puta sea —me quejé. ¿En serio? ¿Ivonne?
—¡¿Qué hacen aquí solas?! —espetó con su voz chillona.
