Capítulo 4

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Gareth

Y ahí estaba yo, en clases de biología, intentando cortar por la mitad a un pobre sapo con ayuda de un bisturí y con la mirada atenta de Grant.
- Tío, que asco. - murmuró a mi lado. - ¿Eso de ahí es el pulmón?
Asentí lentamente mientras miraba al animal completamente abierto, a decir verdad, me daba un poco de pena. Dibujamos su anatomía y escribimos sus nombres a cada parte mientras ese indefenso sapo quedaba con sus órganos a la interperie.
Levanté la mirada para poder fijarme mejor en un órgano de aquel bicho, pero la melena rubia recogida en un moño verde que revoloteaba por toda la clase, con ese movimiento de caderas y sonrisa angelical me hizo despistarme de mi tarea, Chrissy Cunningham era y es preciosa, pero sabía que nunca se fijaría en un tío como yo, no por nada, sino porque no estoy en su mismo estatus social ni mucho menos soy un deportista de élite rubio y musculoso de 1.80m, era simplemente el friki que juega a juegos de rol en la sala de teatro.

- Gareth, tío, ¿estás bien? - Grant hizo que volviese a la tierra de un sobresalto. Parpadeé varias veces para despertar del trance y fijarme otra vez en el puñetero sapo.

- Sí, perdona es que me quedé embobado con los riñones de este animal, son enanos, ¿te has dado cuenta? - dije no muy convencido, pero no sabía a qué responder y sabía que me iba a acribillar a preguntas.

- Eh... sí la verdad, pero, ¿estás bien? Estás más distraído de lo normal. - dijo mientras bajaba cada vez más el volumen pudiendo escucharlo solo yo.

-Si si, no te preocupes por mí, estoy bien.

No muy convencido, se encogió de hombros y siguió examinando nuestro sapo.

Una hora más tarde, sonó el timbre de la hora de comer, a decir verdad uno no acaba con mucha hambre después de una clase de biología. Dejé mi bata en la percha y salimos los dos a nuestro casillero a paso rápido, a esa hora el pasillo estaba testado de gente y era casi imposible andar con normalidad en las horas puntas.

- Gareth, tío, esta noche hacemos campaña para terminar lo de ayer, no te olvides de traer el dado de 20. - respondí alzando mi dedo pulgar como señal de aprobación y nos separamos para irnos a nuestros casilleros.

Fui a paso rápido hacia mi casillero y guardé todo para poder ir sin tanto peso a comer, o bueno, a estar un rato en la mesa con mis colegas, porque después de verle el corazón a ese engendro, no me apetecía meterme ni un trozo de pan a la boca. Miré el interior de mi taquilla, desordenada como siempre. Hice un poco de limpieza pero tenía tantas cosas ahí metidas que se me acabó cayendo el libro de francés, y no era pequeño precisamente, me agaché a recogerlo pero unas manos lo agarraron con más rapidez.

-¿Te has hecho daño? Ten, aquí lo tienes. -Chrissy había cogido mi libro de francés y me lo tendió suavemente mientras me sonreía.

Articulé un gracias entrecortado y cogí el libro, tocándole levemente la mano haciendo que se me erizara la piel, ella me devolvió una sonrisa y se fue dirección a la cafetería. Me quedé embobado en la misma posición durante unos minutos y coloqué con cuidado aquel libro que me había ayudado a encontrarme con la chica a la que tanto admiraba. Gracias libro de francés.
Cerré la taquilla y caminé hasta la cafetería para encontrarme con mis colegas todos sentados, excepto Eddie, que estaba gesticulando mucho y moviendo las manos en el aire. Cogí una bandeja y fui pasando por los distintos tipos de comida que hoy daban y me senté junto a Jeff, dándole una pequeña cucharada al yogur que tenía de postre.

-Y entonces vino el gilipollas de Jason pero la chica de mi clase lo dejó en su sitio, ha sido brutal. -contaba Eddie mientras se tiraba hacia atrás de la emoción.

Hoy no estaba al 100%, por lo que me perdí en las conversaciones de mis amigos, vagando con la mirada por todas las mesas. En la mesa que tenía enfrente se encontraban los fiesteros, cada fin de semana hacían una fiesta distinta y siempre tenían una excusa; Fiesta de fin de exámenes, fiesta de comienzo de exámenes, fiesta de cava, fiesta ibicenca, fiesta de lo que sea, era normal encontrarlos a todos con unas gafas de sol los lunes, a mi derecha tenía a todo el equipo de baloncesto, incluida animadoras, los tigers o algo asi, sólo sé que ahí estaba sentado Sinclair, nuestro integrante de Fuego Infernal, pero poco a poco dejaba de venir a las campañas para hacer los entrenamientos de baloncesto. Miré a cada integrante de la mesa, ninguno me llamaba la atención hasta que vi aquel lazo verde, junto con Jason Carver mientras él parecía tirarse flores junto con sus colegas de al lado, mientras ella lo observaba no muy atenta.

-Gareth, tío, córtate un poco. -me susurra Jeff haciéndome salir del trance - ¿Qué tanto miras?

Volví a la realidad de un golpe, miré mi mesa que estaba expectante por mi respuesta, incluso Eddie que había dejado su momento de efusividad para quedarse totalmente serio.

-No es nada, me había ido a mi mundo por un momento. -Dustin me miraba no muy convencido y Mike seguía comiendo de su bandeja como si nada le importase.

-Gareth, ¿qué coño te pasa tío? - dijo Eddie bastante cabreado, lo podía notar en su voz.

-Eddie, de verdad tío, no pasa nada, me había despistado por un momento.

- ¿Entonces qué mierda hacías mirando la mesa del equipo de baloncesto? - intervino Jeff, que, sinceramente, me hubiera encantado que se hubiese quedado callado.

-N-no miraba a ningún sitio, solo estaba distraído.- las miradas me acechaban y me juzgaban cada vez más y me ponía mas nervioso.

-Esta conversación seguirá más adelante. -contestó Eddie mientras recogía su bandeja y la tiraba a la basura, se despidió de los demás y se fue, dejándonos a todo el grupo en silencio sin saber qué hacer.

Grant y Jeff se fueron unos minutos más tarde, quedándonos solo Dustin, Mike y yo en la mesa. Podía notar al chico de la gorra como me miraba fijamente mientras que su compañero no entendía nada de lo que había pasado.

-Oye, Gareth, realmente estás muy raro, hace unas semanas que te noto distinto. ¿Ha pasado algo? -preguntó Dustin en voz baja.

-No, es solo que, no sé cómo explicarlo. -bajé la cabeza mirando mi plato sin saber cómo reaccionar, a lo mejor tenían razón y no era el mismo o simplemente todos estaban equivocados.

-Sé que no eres de muchas palabras cuando es algo más serio. -comentaba Mike después de un rato en silencio. -Pero puedes contar con nosotros.

Miré a los dos seriamente, contarlo no sé si sería una idea maravillosa o una idea terrible, pero necesitaba quitarme este peso de encima cuanto antes o podría saberse de una forma que no me agradaría en absoluto.

-Bueno a ver, no sé cómo contar esto, pero...- los chicos se quedaron atentos a mi respuesta, acercándose un poco hacia mí para enterarse mejor. -pero... Creo que me gusta una chica.

Mike abrió los ojos como platos y Dustin comenzó a reír y a zarandear a su amigo, parecía que él estaba más emocionado que yo.

-Y bueno, ¿Podemos saber quién es la afortunada de estar en tus pensamientos? -interrogó Dustin, la pregunta que más temía.

Miré de reojo a la mesa de mi derecha y volví la mirada hacia ellos, pero no entendían nada. Así que tuve que aclararles aun sabiendo que decirlo en alto me cause terror.

-Joder, es que, no puedo decirlo, de verdad.

-Vamos, Gareth, no lo sabrá nadie, será nuestro secreto. -Dustin estaba inquieto por saberlo, pero esto me estaba costando más de lo que debería.

-Es que, de verdad, me causa demasiada vergüenza, creo que no tendría que haberlo dicho. -me levanté para irme de ahí, pero Dustin me cogió de la camiseta haciendo que volviera a mi sitio.

-Tío, no me vas a tener aquí intrigado, no puede ser tan difícil, vamos, suéltalo ya.

Miré a todos lados para estar más seguro, no quería que nadie supiese de esto, y mucho menos ESA mesa, sino, sería la burla de todo el instituto y bastante tenemos con ser los "satánicos".

-Es Chrissy Cunningham.

-¿QUÉ? -soltaron al unísono. -me tapé la cara de la vergüenza, sabía que no se lo iban a tomar con tranquilidad, volví a levantarme para irme pero está vez fue Mike el que me jaló para volver a mi sitio.

-Pero Gareth, ¿se te ha ido la pinza? Sé que ella es muy guapa y todas esas cosas que tienen las chicas, pero tío, ¿Chrissy?

-Mike, tú callate, no eres el más indicado para hablar de chicas cuando tu novia literalmente está a la otra punta del país y no eres capaz ni de mandarle una mísera carta de amor. -expuso Dustin dándole un pequeño empujón a Mike.

-Vale, ¿estáis contentos? ya lo sabéis, y ahora si me disculpais, me voy.

Volví a intentar marcharme de la cafetería pero, antes de salir de mi asiento, Dustin se levantó quedándonos parados los dos y mirándonos a los ojos.

-Gareth, ¿quieres estar con ella?- habló mientras me apuntaba con su dedo índice, asentí la cabeza lentamente. -pues creo que tengo la solución.

Proyecto Pigmalión - Eddie MunsonWhere stories live. Discover now