La campana sonó informando que las clases de hoy habían acabado. Hice amigos y admito que se ve un ambiente cómodo, pero esto me está jodiendo la vida ¿cómo se supone que seré un estudiante ejemplar si llevo reportes? No me importa mucho serlo, aunque podría esforzarme.

Si de algo sirve el sueño se me quitó. Me encontré con Noah en la salida y comenzó a contarme acerca de su maravilloso día, yo no lo escuchaba de lo concentrado que estaba en mis pensamientos.

—Dylan —se quejó—, te hablo y no me tomas en cuenta...

—No estoy de humor Noah.

—¿No te gustó el colegio?

—No, lo detesto —gruñí.

—Podrías hacer un esfuerzo...

—¡Lo hago! ¡Maldita sea, voy a pesar de que no me guste y me di cuenta de que no es para mí!

—Dudo que te haya pasado algo tan grave como para que pienses eso, antes tú me dabas ánimo para continuar los estudios ¿o lo olvidaste?

—Es diferente... antes no me regañaban por todo, en realidad a nadie le importaba.

—Tenemos a Damián ahora, le importamos —mi labio tembló y quise llorar—, ¿Qué pasa? ¿Por qué te quedas callado y te lo guardas?

—Nada, no pasa nada.

—Vamos Dylan, no me mientas. Somos hermanos de toda la vida, recuérdalo. Quiero saber el chisme.

—Me dieron un reporte —pateé una piedra que se interpuso en mi camino—. Damián no estará para nada contento.

—¿Y te disculpaste con la profesora? Para tener punto a favor digo...

—¿Con la bruja esa? Jamás.

—Joder...

De lejos divisamos al rey de roma en el auto y nos hizo una señal para acércanos, se me fueron las ganas de existir, no quiero confesar lo que ocurrió hoy en la sala de clases y menos que sepa que rompí la primera promesa que le hago. Soy un idiota, si tan solo supiera hacer las cosas bien...

Es tan nuevo para mi tener que dar explicaciones, lo detesto. Aunque pensándolo bien ¿Qué carajos le importa? Puedo seguir mandándome solo ¿no?

Damián

Terminé por fin mi trabajo y me fui a buscar a los chicos a la escuela porque salí diez minutos antes. Realmente espero que lleguen saltando y con muchas risas al auto para deducir una posible respuesta del día que tuvieron hoy, estacionarme fue fácil y los esperé casi en la entrada, les dejé claro que iba a pasar por ellos antes.

No pasaron ni cinco minutos y los vi desde lejos, hice un seña con la mano para que me notaran.

—¡Pero miren a quienes tenemos aquí! —entraron a la parte trasera y les hablé entusiasmado—, ¿Que tal las clases, niños? ¿Cómo están?

—Fueron geniales —Noah sonrió y se asomó por los asientos para verme—, conocí a muchas personas, tengo amigos y la profesora me felicitó por saber las respuestas de los ejercicios en matemáticas.

No saben cuánto me alivió saber eso, me quitaron un peso de encima, de todos modos, aún falta la respuesta del mayor.

—Me alegro mucho por ti, Noah —moví el retrovisor para enfocar a su hermano—, ¿Y tú, Dylan?

—¿Por qué me dices por mi nombre? ¿Estas enojado verdad? —me descolocó su respuesta.

Algo anda mal, lo puedo percibir. Es una algo nuevo que acabo de desbloquear, creo que un instinto paternal debido a que antes no me pasaba ni con mis sobrinos. Se siente como si los conociera de toda la vida.

Small stepsWhere stories live. Discover now