47. Martina

998 213 70
                                    

Regresé a la pista hecha un mar de dudas, dolor y preguntas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Regresé a la pista hecha un mar de dudas, dolor y preguntas. Primero me parecía algo demasiado increíble, y luego no encontraba la época en que aquello sucedió. Adrián no se había acostado conmigo en aquella época y yo no sabía de ninguna apuesta, ¿había mentido? ¿Cómo me hacía sentir eso?

Era una bola de incertidumbre y nada tenía sentido en mi mente, por un lado, pensaba en que aquello no podía ser verdad; por otro, me preguntaba si acaso él mintió y dijo que se había acostado conmigo para ganar el dinero, pero sin hacerlo porque le daba demasiado asco, aquello me hizo enfadar conmigo misma. ¿Cómo podía estar rebajándome a pensar así de mí misma? ¿Cómo podía poner el foco en eso y no en lo importante? Luego volvía a pensar que debía ser una mentira, pero entonces caí en cuenta de una cosa muy importante:

Que, si eso era cierto, Adrián no era lo que yo pensaba.

—¿Podemos hablar? —pregunté luego de un rato de seguir bailando como si nada.

—Claro, ¿vamos afuera? Necesito aire —respondió.

Asentí y salimos al jardín exterior, caminé como si estuviera en trance hasta una silla doble, de esas de hierro que suele haber en las plazas y me senté.

—¿Qué sucede? Estás rara desde que volviste del baño, ¿te dijo algo Flavia? —preguntó preocupado.

No respondí, estaba buscando la manera de encararlo.

—Adri, ¿siempre has sido sincero conmigo? —pregunté.

—Sí... Siempre —respondió él muy convencido.

—Entonces es mentira lo que dijeron de que apostaste cien dólares a que te acostarías conmigo cuando estábamos en la escuela, ¿no?

Pregunté mirándolo a los ojos, segura de que diría que era una mentira. Pero su mirada cambió, su rostro se desfiguró y no respondió.

Su silencio lo dijo todo.

Y lo vi, vi la verdad en sus facciones.

—No es lo que piensas...

Me quedé sin palabras. Tenía ganas de gritar, pero no fuerzas, por lo que no hice nada.

—Pero no te acostaste conmigo —dije.

—No...

—Pero dijiste que lo hiciste.

—Sí... pero...

—¿Por qué? ¿Cuándo fue? ¿Te daba asco en ese momento?

—¿Me estás preguntando si no me acosté contigo por asco? ¿En serio, Martina? ¿Me estás diciendo que hubieras preferido que lo hiciera por una apuesta? —inquirió confuso.

—Solo quiero comprenderlo, Adrián —respondí intentando mantener la calma.

Suspiró.

Pensé que iba a responder, esperé a que lo hiciera, pero no lo hizo.

Una chica como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora