24. Adrián

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La vi salir de la cocina con su taza en la mano, llevaba el cabello suelto caído en ondas sobre su pijama de estrellitas que se me hacía sexy y dulce en iguales proporciones

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La vi salir de la cocina con su taza en la mano, llevaba el cabello suelto caído en ondas sobre su pijama de estrellitas que se me hacía sexy y dulce en iguales proporciones. Al pasar a mi lado, pude sentir su aroma a fresas mezclado con el de ella misma, una fragancia única que conocía y me encantaba.

—Marti —dije cuando ya había dado unos pasos. Si no se lo preguntaba iba a enloquecer y no comprendía bien el porqué de mi curiosidad.

—¿Sí?

—¿A él no le gustaba? ¿No quería hacértelo?

—¿Qué cosa? —inquirió mirándome, pero sus mejillas sonrosadas me dieron la pauta de que sabía muy bien de qué hablaba.

—Lo que hablamos hoy, lo del sexo oral... por eso Merce lo relacionó contigo. ¿O es a ti a quien no le gusta?

Sonrió nerviosa y se llevó un mechón de cabello atrás de la oreja.

—¿Para qué quieres saber eso? —preguntó.

—No lo sé... solo... —me encogí de hombros—. Supongo que es pura curiosidad —respondí con sinceridad.

—A él no le gustaba, decía que le daba asco... No sé si era solo conmigo o si siempre fue así, no le quise preguntar porque si se trataba solo de mí, iba a dolerme demasiado.

—¿Por qué sería solo contigo? —pregunté y ella se encogió de hombros y miró hacia el costado.

—Por mi cuerpo, no lo sé... Toda la vida he escuchado la palabra asco relacionada a mi figura...

Fruncí el ceño y negué.

—¿Qué? Eso no tiene sentido...

—No te hagas del que no lo sabe, Adrián... —murmuró y los ojos se le nublaron un poco—. Tú estabas allí cuando Bruno dijo que acostarse conmigo debería ser un deporte de alto riesgo, todos se rieron.

—¿Qué? —volví a preguntar—. No sé de qué hablas...

—Era un sábado de tarde, estaban todos en tu casa jugando videojuegos. Yo había ido porque habíamos quedado en estudiar, pero ellos cayeron de sorpresa y me pediste que te esperara en la habitación, que no ibas a tardar. Te quedaste con ellos una hora mientras yo adelanté la tarea, se pusieron a jugar y hablaron de que Alan se había acostado con Marta, entonces comenzaron a ponerle notas a las chicas, creo que puntuaron del uno al diez, en donde diez eran las más atractivas y con las que todos querrían tener una cita... y uno era la menos, obvio. Cuando Marcos dijo mi nombre y luego de que todos se rieran como si yo ni siquiera mereciera estar en esa lista, Bruno dijo que mi puntaje era cero o menos, porque nadie en su sano juicio se acostaría con una gorda asquerosa como yo... Esas fueron sus palabras literales...

Sus ojos se llenaron de lágrimas y dolor, yo no recordaba eso, pero ella parecía revivirlo en su mente.

—Marti...

Una chica como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora