6. Conociendo vecinos

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ETHAN

Mi padre llevaba ya un par de semanas sin aparecer por casa desde la última discusión que tuvimos. La verdad no me importaba ni lo más mínimo, estábamos mejor sin él porque en casa reina la paz en su ausencia.

Es agradable poder pasar tiempo sin tener tantos ataques de ansiedad y sin estar todo el tiempo escuchando gritos de fondo.

Me encontraba en el porche hablando con mi madre de todo un poco, quedaba poco para volver al instituto, de lo bien que estábamos sin papá, de los nuevos vecinos etc.

–¿Qué tal te llevas con la nueva familia de al lado? – preguntó mi madre.

–Solo he hablado con Ashley, ella me cae muy bien, es un poco introvertida, pero es agradable. ¿Tú has hablado con ellos?

–No solo con Ashley la vez que vino a buscarte.

Quedándose muy callada mirando a la nada, pensativa, hasta que de repente me miró con cara de sorpresa y expresión muy alegre.

–¡Acabo de tener una gran idea! – exclamó bastante ilusionada.

–Sorpréndeme- respondí sin mucho entusiasmo

–¿Qué te parece que invitemos a los nuevos vecinos a comer a casa con nosotros mañana? Además, como tu padre no está nada puede salir mal porque no la puede liar como seguro que haría–

Me pareció buen plan, así conocería a su familia.

—Mamá es una idea fantástica—firmé mirándola sonriendo.

Ambos reímos.

–¿Verdad que sí? Habla tú con Ash ya que tienes su número.

Así que la hice caso, saqué mi teléfono y me metí en nuestro chat:

Ethan: Holaa

Ethan: Oye Ashley, mi madre ha pensado que

sería buena idea que tu familia y tú vengáis a cenar en

a nuestra casa mañana.

Ashley: Holaa, claro, ahora aviso a mis padres.

Ethan: Okk

A los cinco minutos volví a recibir un mensaje suyo, y por alguna extraña razón no pude evitar sonreír al leerlo.

Ashley: Me han dicho que vale, así que

mañana nos vemos.

Ethan: Valee, mañana nos vemos 😊

* * *

A la mañana siguiente al despertar me encontré con mi madre en la cocina preparando muchísima comida para causar una buena impresión, siempre cocina de más cuando tenemos invitados.

–Mamá, mamá, ¿no crees que estas preparando demasiada comida? Ni en la cena de navidad comemos tanto

–¿Demasiada? – pregunto con expresión de angustia, luego observo toda la comida y se dio cuenta de que si era mucha.

–Creo que así está bien, no hace falta que cocines todavía más.

Mi madre aceptó mi decisión y terminó de cocinar, después la ayude a poner la mesa y a dejar la casa lista para los invitados.

Subí a mi habitación a ducharme y arreglarme. Me puse una camisa de blanca dejando los tres botones del inicio desabrochados y unas bermudas vaqueras.

Justo cuando terminé de vestirme llamaron al timbre, supuse que serían ellos.

–Buenos días– nos saludó la madre de Ashley.

–Buenas días, soy Karen, encantada – se presentó mi madre.

–Emily, Emily Jones. A Ashley ya la conoces, ellos son Oliver y John – aclaró mirando a su marido y al chico que estaba junto a Ash.

Sentí que los ojos de Ashley se clavaban en mí, hasta que mi madre los invitó a pasar.

Nuestros padres se quedaron en el salón charlando y Oliver, Ashley y yo nos subimos a mi habitación.

Al principio resultó algo incomodo, poco después nos relajamos.

Hasta que es escuchamos un grito, mi padre. Al instante Ashley y Oliver me miraron con expresión entre terror y sorpresa.

– No hagáis ruido, y quedaros aquí. – les dije. Nunca se cómo va a reaccionar.

Baje las escaleras con precaución de no hacer ruido y me quede a mitad de escalera escuchando expectante.

–Joder que quiero que me expliques que cojones hacen todos estos tíos en mi casa – exigió mi padre dándole un trago a la botella de cerveza que tenía en la mano.

–Ya ni siquiera pasas por casa, tengo derecho de hacer lo que quiera– repuso mi madre intentando contener la calma para no asustar a la familia de Ashley.

– Me importa una mierda no tienes derecho a nada sin mi consentimiento cállate de una vez.

Y en ese instante fue cuando vi como mi padre alzaba la mano con la que sostenía la botella de whisky, entonces sentí la necesidad de actuar, bajé el tramo de escalera que me quedaba, tras de mí también bajaron Oliver y Ashley.

Cuando mi padre me vio ahí parado en medio de la escalera la botella que le iba a lanzar a mi madre me la lanzo a mí, por suerte logre esquivarla, las clases de hockey sirvieron de algo.

Luego mi madre le grito y mi padre trato de echar de casa a los vecinos.

–Iros todos a tomar por culo de mi casa de una maldita vez–

Abandonaron mi casa en completo silencio.

Y diez minutos después llegaba la policía.

Pero mi padre se había limitado a subir y rebuscar algo de dinero entre sus cajones y se volvió a marchar.

Así se lo hicimos saber a la policía, la cual nos insistían en la necesidad de interponer una denuncia.

Las cosas serían más fáciles si simplemente viniese cogiese dinero o lo que sea que necesite y se fuese sin armar tanto escándalo.

Lo peor es cuando vuelve, actúa como si nada y luego acaba discutiendo con nosotros por la más mínima cosa que le moleste o no le parezca bien.

Mil razones para quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora