1. Nuevos comienzos

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ASHLEY

Odio los cambios, no se me dan nada bien y más teniendo en cuenta que soy muy introvertida y me cuesta mucho socializar. Pero a pesar de todo aquí estoy, subida en un coche con mis padres y mi hermano rumbo a una nueva etapa de vida –que espero que sea corta – lejos de mi ciudad, lejos de mis pocos amigos que me ha costado años hacer, dejando atrás lo que tanto me importa y todos esos recuerdos, como las charlas debajo de un árbol en el parque con mi mejor amiga Keyla, escuchar a mi vecina de enfrente diciendo maravillas de su nieto Jack, que aunque no conozco tiene que ser majísimo, dejar de hablar con la chica de la panadería de los cotilleos del pueblo. Cuando me sentía sola me refugiaba en la hípica paseando con Molly en paz y tranquilidad, y ahora todo esto y mucho más se queda atrás por culpa del estúpido trabajo de mi madre. No quiero irme de aquí, no estoy preparada para dejar los recuerdos que tanto me ha costado construir y que no me ha sido fácil cuando sientes que todos te odian, -no creo que sea fácil para nadie, pero yo no estoy capacitada ni quiero volver a enfrentarme al miedo que siento a lo desconocido.

Mis padres saben lo que me cuesta hacer amigos y me entienden, siempre lo hacen con una gran facilidad, pero el trabajo es el trabajo.

Lo único bueno que tiene mudarme es que no volveré a ver a los imbéciles que se metían con mi cuerpo en el instituto a diario y que son la causa por la que no quiero iniciar una nueva vida.

Al salir de la ciudad leo un gran cartel que dice "Saliendo de Nashville, nos vemos pronto" no pude evitar que las lágrimas corrieran por mis mejillas la tristeza me invadía.

-Ashley no llores, todo saldrá bien- intentó consolarme mi padre sin demasiado éxito.

Es fácil decirme que todo va a salir bien, pero, ¿y si no sale como esperamos? Siento que hay muchas posibilidades de que todo salga mal y la historia se repita.

-Para mí también será difícil, lo será para todos. Pero lo haremos juntos Ash, siempre estaremos contigo pase lo que pase- hizo una pausa para tomar aire -Somos una familia y las familias hacen eso, no se separan- continuó mi madre.

Me va a ser difícil estoy segura, pero el problema no era la dificultad, sino que yo estoy lista para afrontarla.

Pasadas seis horas de viaje en las que dormí, leí, lloré y escuché música, llegamos a Júpiter, Florida. Al llegar lo primero en lo que me fije fue en su abúndate vegetación. Grandes arboles frondosos con flores de colores muy llamativos. En ambos lados de la carretera se encontraban numerosas palmeras.

Ahora tocaba deshacer maletas e instalarse en la nueva casa y en la ciudad. Mis padres nos mostraron a Oliver y a mí el que es nuestro nuevo hogar.

Nuestra casa se encuentra en una zona residencial en la que las viviendas tienen acceso a la playa a través de un camino de láminas de madera. Era una casa de dos plantas con patio trasero y delantero, en la parte de adelante había algunas flores y una palmera no muy alta.

Al adentrarme en la casa me dirigí a mi nueva habitación que estaba enfrente de la de mi hermano. La habitación era bastante amplia, las paredes eran de color gris claro, tenía una ventana que daba al camino de madera para ir a la playa y a la ventana de nuestros vecinos.

Me asome a la ventana, escucha el sonido de las olas rompiendo junto a la orilla, ese olor, me quede ensimismada durante un largo rato.

Salimos a cenar a un restaurante cerca de la zona llamado "Guanabanas Restaurant" en el que servían comita típica del lugar.

Apenas cené, no tenía apetito, los hidratos de carbono de nuevo me asustaban. Regresamos a casa y me fui directamente a la cama, al día siguiente me esperaba un día duro.

A la mañana siguiente salí a dar una vuelta por el pueblo para ver donde estaba la hípica y así ver a Molly. Me la llevé a dar un paseo, por el camino me di cuenta de que esta ciudad es más bonita que Nashville, que tenga playa la hace muy especial.

Observo algunos pescadores y sus impresionantes vistas al faro. No pude evitar que me invadiese un gran sentimiento de nostalgia al ver a esa gente, porque verlos me hizo recordar a mi abuelo, a él le apasionaba la pesca, todos los veranos veraneábamos en Wilmington y siempre me llevaba a pescar con él y se empeñaba en que aprendiera, yo no le hacía mucho caso, pero ahora que no está me arrepiento de aquello. Me acuerdo de él muy a menudo, aunque falleció hace tres años sigue siendo doloroso de recordar.

*  *  *

Cuando regrese del paseo frente a la puerta de mi casa se encontraba un chico alto y castaño.

Mil razones para quererteWhere stories live. Discover now