Capitulo 12.

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"Loud... Un apellido común"

Lyra subía sin prisa las escaleras. El gato estaba algo inquieto ya que quería soltarse de la castaña. Ella veía a su alrededor y solo podía notar los cuadros raros que habían. La ligera luz de la ventana era lo único que iluminaba la subida. Una vez llegó arriba solo podía ver una puerta a la izquierda del pasillo que decía: "Gerencia". Para Lyra, ese ere el lugar para dejar al gato.

Caminó hasta el lugar y tocó la puerta con cuidado de no molestar. Nadie la atendió. Tocó otra vez, pero nadie se escuchó dentro.

Tal vez se fue... — dijo extrañada. Iba a bajar en ese momento para avisarles a los meseros que la gerente no estaba, hasta que la puerta se abrió lentamente. Lyra se volteó para ver que no había nadie ahí. La puerta se había abierto por si sola. — H...¿hola? — dijo con un mal presentimiento.

Cómo nadie respondía Lyra se metió a la oficina. El gato estaba sumamente inquieto. La oficina era rara, no era iluminada por luces eléctricas como la gran mayoría. Todo eran velas, velas medias raras en forma de personas. Tenían distintos diseños. A Lyra le llamó la atención una vela que tenía la forma de una mujer de rodillas pidiendo misericordia. La vela abría derretido su rostro, dejándole una mueca de sufrimiento.

No solo habían velas ahí. Habían distintas cosas, cada una más rara que la otra. Patas de mono, cristales, artículos en botellas con etiquetas en otros idiomas, libros que no parecían aptos para leer en cualquier ocasión... Y también varios talismanes por todas partes. Lyra quiso tomar uno para verlo mejor, pero cuando lo tuvo entre sus dedos este se le zafó el cordón y el talismán cayó al piso. La castaña rápidamente trató de ponerlo en su lugar para que nadie se diera cuenta.

— Si lo rompes lo pagas... — Sintió una calmada y monótona voz a lo lejos. La castaña trató de ver de dónde venía.

— yo... Lo siento. — dijo ella — ¡Auch! — el gato la había mordido para que lo soltara. Lyra lo dejó ir y el gato se sacudió lo mojado quedando esponjoso.

Fue caminando a paso tranquilo hasta la esquina de la oficina metiéndose en una cortina. El lugar tomó luz y se vio alguien adentro. Una figura de aspecto femenino se alzaba entre la luz y su silueta marcaba la cortina que Lyra veía.

— Orión... Esto si es una sorpresa. ¿Cómo estás gato travieso? Nos tenías a todos muy preocupados.

Lyra trató de acercarse hacia la cortina. Lo único que se podía ver era las manos de la mujer acariciando al gato. Dentro de la cortina se veía una pequeña mesa blanca donde la mujer estaba posada. ella no quiso interrumpir mucho, le da miedo el lugar y quería irse.

— Eh... Lo encontré en mi departamento. Ya fueron dos veces así que decidí traerlo. Me da gusto que usted sea la dueña... — no hubo reacción. La señora de la cortina no dijo nada. Algo raro para ella. — Bueno... Me alegra mucho que Orión haya encontrado a su dueña. Yo me retiro... — se dió la vuelta para irse, pero la mujer habló.

— ¿Cual es la prisa, Lyra?... Ese novio peliblanco tuyo no se irá a ninguna lado. — abandonó el tono monótono por uno más burlón y juguetón.

— ¿Qué?... No... No, él no es mi... Un momento. ¿Cómo sabe que me llamo Lyra?... ¿Y como sabe que vine acompañada? — Dijo sorprendida que haya podido saber eso.

MojigataWhere stories live. Discover now