Capítulo 24: Precioso

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La templada brisa de las noches de septiembre me removía el cabello a medida que subía esa estrecha carretera que ya me sabía de memoria

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La templada brisa de las noches de septiembre me removía el cabello a medida que subía esa estrecha carretera que ya me sabía de memoria. El otoño estaba a la vuelta de la esquina, sin embargo, en Barcelona hacía el mismo calor que en julio, un calor húmedo y sofocante que solo me recordaba el porqué prefería mil veces el frío. Sin embargo, las noches eran mejores en estas épocas, teniendo una temperatura más idónea para pasear sin morirte de frío. No obstante, vivir en esta bella ciudad era sinónimo de humedad al ser costera, haciendo que el calor te dejara una sensación pegajosa en la piel debido al sudor.

Al estar más elevado que la ciudad, las estrellas empezaban a verse al traspasar la capa de contaminación, alumbrando el cielo y creando un patrón irregular en él, aquel que junto con la luna alumbraba de manera tenue mi paisaje.

Suspiré cansado cuando llegue a la cima de la calle, girando hacia la derecha para acceder al mirador. Sonreí feliz cuando vi su figura siendo alumbrada por la noche, su altura y pelo desordenado hacía que mi corazón latiera más fuerte de lo normal.

Con pasos sigilosos me fui acercando, apreciando al chico con el que había quedado, el cual ahora se encontraba, apreciando las vistas del mirador que ya nos sabíamos de memoria, y el paisaje con el que nos cruzamos por primera vez.

Me puse de puntillas y apoyé mi cabeza en su hombro, abrazándolo por detrás con una gran sonrisa decorando mi rostro.

—Hola— Susurré mientras le di un pequeño beso en su cuello, haciendo que se tensara levemente. Giró su cabeza y pude ver su gran y perfecta sonrisa dirigida hacia mí, mientras sus ojos azulados me miraban con demasiado amor, una mirada que me llenaba de ternura siempre que la veía.

—Hola— Susurró de vuelta y me cogió de la cintura de manera firme, mientras giraba y nos quedábamos frente a frente. Coloqué mis manos en su cuello y, esta vez mirando hacia arriba por la diferencia de altura, sonreí.

Él me devolvió la sonrisa y bajó su cabeza para poder besarme dulcemente. Un suspiro salió de mis labios mientras nos besábamos sin prisas, de manera calmada y con pequeñas mariposas en nuestros estómagos.

Adrià me acercó a él con la presión que tenía en mi cintura y yo no pude hacer otra cosa que sonreír en el medio del beso. Con una mano le acuné la cara, mientras que la otra se quedó en su nuca a medida que nos separamos

— Te he echado de menos— Me dijo con su mirada perdida en la mía

— Y yo. No te haces a la idea de cuánto — Le respondí

No era la primera vez que habíamos tenido citas en el mirador mientras toda la población dormía. El sitio era precioso, y durante las altas horas de la noche, el sitio estaba desértico. Todo era idóneo para una preciosa cita bajo las estrellas, en la que podíamos estirarnos en el césped y hablar tranquilamente, sin la presión de saber que había gente que os estaba mirando. Solamente éramos él, yo, y Barcelona a nuestros pies.

Bajo nuestra Nube de Lluvia (#PGP2023)Where stories live. Discover now