Bajo nuestra Nube de Lluvia (#PGP2023)

Capítulo 1- Nube

Edad: 15

Estaba en la cama estirado cuando picaron al timbre de casa. Bajé con las zapatillas hasta que llegué a la puerta principal. Nada más abrir la puerta un rayo de luz se coló por el umbral, haciendo que se me cerraran los ojos debido a la luminosidad que de repente tenía enfrente. Una pequeña carcajada salió de quien estaba esperando al otro lado de la puerta.

—Si, muchas gracias Leo, a mí también me venía mucho de gusto el quedarme ciego hoy—Dije sarcásticamente, dejándolo entrar. Le volvió a salir una carcajada, esta vez más fuerte que la anterior, para posteriormente abrazarme a modo de saludo.

—Hola a ti también, Nube—Dijo él, abrazándome

—¡Deja de abrazarme! ¡Y no me llames Nube!— Le dije intentando salir de su agarre mientras él se seguía riendo. Cuando pude distanciarme caminé hacia la cocina.

—¿Por qué no? Eres mi mejor amigo—Dijo Leo, mientras me seguía por la casa

—Que seamos mejores amigos no significa que me puedas llamar de esa forma— Le respondo abriendo la nevera

—¿Y entonces cómo te llamo?—Preguntó él vacilando a lo que yo me paré a pensar

—Pau— Le respondí con una sonrisa burlona mientras le pasaba su Cacaolat.

—Eso no se vale, es tu nombre, no hay ningún apodo— Se quejó Leo mientras bebía con una pajita.

—Exacto— Le respondí yo sentándome en el taburete que estaba a su lado mientras bebía yo del mío.

—Como sea, hoy estás más enojón de lo normal, ¿A qué se debe?—Preguntó Leo cambiando de tema.

—Ni me lo recuerdes, me quiero matar— Le respondí yo dejando mi cabeza reposar en la encimera.

—¿Mates?—Preguntó

—Mates—Respondí — A veces me da miedo cuanto me conoces, solo nos conocemos por cuatro años.—

—Como olvidar ese día, me llamaste "Chico de la lluvia" —Carcajeó —Luego me enteré de que eras un pequeño acosador— Me señaló culpándome

—Irónico el hecho de que me llames siempre pequeño cuando soy un año más grande— Le dije intentando ocultar la vergüenza que tenía por lo que había dicho.

—Díselo a tu altura—Respondió haciendo que le lanzara una mirada asesina.

—Corre por tu vida— Le dije para luego ver como se iba corriendo de la cocina. Después de contar tres segundos me fui tras él.

Los pasillos de la casa se llenaron de nuestros pasos acelerados y de risas provenientes de ambos.

—¿Leo? Sé que estás aquí—Dije entrando poco a poco a mi habitación — No seas tan miedica Leo, no te haré daño, al menos no ahora.—Continué hasta que sentí como alguien me cogía de la cintura. Chillé y me giré con la mano derecha alzada, haciendo que impactara en la mejilla de Leo quién se quedó en plasmado con la acción que había pasado. Me quedé mirando su cara intentando recapacitar todo lo que había pasado, hasta que al ver la expresión de confusión que puso empecé a reír a carcajadas.

Una vez dejé de reír me acerqué a la estantería y escogí dos libros.

—¿Intercambio de lectura?— Le pregunté mientras le acercaba un libro

—¿Intircimbii di lictiri?—Respondió él haciéndome la burla

—Te lo mereces— Le respondí intentando aguantar la carcajada

—Ya, claro—Dijo mientras me quitaba el libro de la mano. — Pero que conste que cuando acabemos jugamos OverWatch.—Advirtió él.

—Acepto— Le respondí

Así se basaban la gran mayoría de tardes juntos, sentados en diferentes zonas de la habitación de Pau, leyendo libros para luego intercambiárselos o jugando al OverWatch, juego que el menor le obligo a comprar para poder jugar juntos de vez en cuando. Desde ese primer encuentro en esa calle de Barcelona, ellos se fueron conociendo hasta convertirse mejores amigos, y al igual que su relación fue cambiando, sus apariencias también. Ahora ambos eran unos adolescentes; Mientras que a Leo sus facciones se habían vuelto más robustas, pero sin perder lo que lo caracterizaba, a Pau solo se le había suavizado, pero seguía siendo casi idéntico a cuando era pequeño, desde su cabello pelirrojo el cual solo había cambiado por el largo, hasta las pecas que tenía debajo de sus marrones ojos, las cuales se habían quedado en el exacto sitio que llevaban decorando desde que nació.

Aparte de los cambios físicos, la vida de ambos chicos también cambió. Ambos fueron descubriendo más el uno del otro según las horas pasaban, llegando a conocer casi todo de la vida contraria. Había gente que siempre se preguntaba como este par había acabado siendo mejores amigos, debido a las grandes diferencias que poseían, no solo por la apariencia, también por los gustos. A pesar de la afición por leer y algunos videojuegos, ambos tenían preferencias bastante diferentes. Por un lado, a Pau le gustaba dar paseos por la ciudad, escribiendo pequeñas poesías que crecían en la imaginación del mayor mientras paseaba por las calles. También le gustaba la naturaleza y era alguien muy tranquilo, que disfrutaba de simplemente descansar con música tranquila. Estilo de vida que se apreciaba en su vestimenta, que con los años se fue transformando a una bastante minimalista, usando colores lisos, los cuales predominaban los beige y los verdes. Por el contrario, Leo era alguien a quien le gustaba ponerse cadenas y anillos decorando sus largos dedos, un estilo de ropa que no era demasiado excesivo, pero sí que le daba dinamismo y color a su imagen. Hacia unos años se empezó a aficionar a la guitarra eléctrica, debido a una salida que hicieron él y Pau a un museo de la música y en donde se enamoró del instrumento en sí.

Pero, al contrario de lo que toda la gente decía, ellos siempre encontraron la manera de seguir adelante su amistad, incluso si eso significara tener gustos completamente distintos en ciertos temas. Y aunque sabían casi todo sobre el otro, había ciertos temas que nunca habían hablado, como la sexualidad, debido a que, excepto un par de relaciones informales por parte de ambos, nunca surgió el amor por parte de ninguno. O al menos, eso creían.