La lluvia siempre me ha gustado. Me dejó de gustar por sí misma para hacerlo porque me recordaba a ti, y a todos nuestros momentos debajo de ella.
☁️☁️
La lluvia es mágica...
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— Te lo juro que soy un manojo de nervios. ¿De verdad voy a hacer esto? — Me giré a Leo, con cara de circunstancia por la que él se rio.
— Claro que si Pau — Respondió con un tono burlesco. — No es posible que haya ido a tantísimas veces de fiesta y tú ninguna, por cosas como estas es por lo que me pregunto quién es el mayor de la amistad — Se reincorporó en la cama y cogió una de las tantas piezas de ropa que estaban allí tiradas y me la lanzó a la cara.
Le dediqué una mirada de odio, mientras con el ceño fruncido me volvía a girar cara al armario para poder ver mi ropa, la cual, de repente, me parecía muy poca. Escuché de fondo su suspiro seguido de una suave carcajada.
— Es obvio que el mayor soy yo— Murmuré enfurruñado mientras los nervios aumentaban e iba pasando las perchas de ropa, descartando cada cosa que veía.
— Pues es hora que empieces a actuar como tal — Apoyó su antebrazo en la puerta cerrada del armario, apoyándose lateralmente para poder mirarme con una sonrisa divertida. — ¿Sabes que por muchas veces que tires la ropa de un lado a otro no aparecerá nada nuevo, no?— Se burló
— Deja de burlarte de mí — Lo encaré — Eso demuestra lo inmaduro que eres — Me volví a girar para ver lo que en esos momentos se estaba convirtiendo en la razón de mi estrés. Necesitaría un té caliente para calmarme luego de eso — De todas maneras el haber salido o no, no te hace mayor, la gente tiene gustos diferentes y eso no mide tu crecimiento personal — Susurré enfocado en la ropa.
Leo suspiró divertido y cogió mis manos, deteniéndolas de todo momento.
— Suficiente. Déjame escogerte la ropa ¿Sí? — Me miró dulcemente — Sé que estás nervioso porque es tu primera vez y porque habrá bastante gente, así que déjamelo a mí. De todas maneras yo ya he ido a varias y sé como se ha de vestir correctamente para la ocasión, así que siéntate en la cama y relájate. — Me aconsejó Leo.
— Pero tu gusto es completamente diferente — Me quejé, poco convencido ante su propuesta
— Por dios Pau, te conozco desde hace años. Creo que soy capaz de escoger algo que te guste y sea de tu agrado — Volvió a suspirar, esta vez un poco más serio que antes.
Su mirada se clavó en la mía, haciéndome ver lo serio que estaba y la honestidad con la que las palabras habían salido de su boca. Me rendí ante esa mirada, porque sabía que se le había metido entre ceja y ceja escoger mi conjunto, y quizás, porque tenía la razón. Aunque eso último nunca se lo diría, por obvios motivos.
— Está bien — Esta vez fui yo quién suspiró — Pero más te vale que sea acorde con mi estilo, sino me niego a ir — Amenacé
— ¿Y tirar por la borda todo el trabajo que me ha costado convencerte? Ni loco. — Su voz sonó con eco por tener la cabeza en el armario — Hoy, Nube, sales de fiesta conmigo. No hay otra opción. — Sentenció aun sin mirarme.