VIII.- Visita Inesperada

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Los príncipes decidieron vivir en el instituto después de que Stiles les contara acerca de todo lo que estaba sucediendo. Alec seguía impresionado por todo lo que le habían dicho, era impresionante saber, incluso en su mundo sobrenatural, que algo que pensaba no fuera cierto, sabía que los ángeles podían ser unos hijos de putas pero jamás se imaginó que incluso había ángeles caído y no se sorprendería que supiera que hay demonios buenos.

— ¡Pequeños sobrinos! — grito Belcebú abriendo sus manos y arrodillándose para que los niños lo abrazaran sin complicaciones.

— ¡Tío Bel! — gritaron los tres mientras se arrojaban a los brazos del mayor.

— Han crecido bastante. — dijo Asmodeo mientras acariciaba la cabeza de cada uno de ellos.

— Es verdad, si los dejamos de ver por un momento se volverán unos adolescentes. — comentó Belfegor con diversión.

— Los trillizos de adolescentes, eso si será algo curioso de ver. — comentó Amon mientras se imaginaba a los niños más grandes.

— Mejor pensemos en ellos como están ahorita. Soy su padre y si ellos salen a mi serán bastante traviesos y no se quedarán quietos, no estoy listo para eso. Es como imaginar a Eli en cinco años, ese niño espero que no salga igual de constipado emocionalmente que su padre. — comentó Stiles mientras suspiraba, no quería ni imaginarse como sería esa época.

— Tranquilo, papi. Siempre te vamos a amar. — dijo Noah mientras abrazaba su pierna.

Stiles sonrió y tomó a su hijo entre sus brazos para después darle un beso en la mejilla.

— Gracias mi pequeño, yo también siempre los voy a amar incluso si me sacan canas verdes.

— Son demasiado tiernos. — exclamó Lucifer mientras miraba su celular, tenía una nueva foto para el álbum familia, tenía cinco: uno de Stiles, otros tres que se los daría a los niños cuando se casaran y uno era de él y sus hermanos.

— El álbum de fotos va a se gigante con todas las fotos que tomas, pero será uno bueno. — dijo Leviatán mientras acaricia el cabello de su hermanito.

— Ese es mi trabajo, ser el fotógrafo de la familia.

— ¿Ellos son los príncipes del infierno? — preguntó Jace en un susurró.

Jace junto con los demás estaban igual de sorprendidos que Alec la primera vez que los conoció.

— Así es, son muy diferentes de lo que pensábamos, ¿no?

— Demasiado, pero son buenos. Con el simple hecho de verlos convivir con los niños podemos saberlo.

— Pueden confiar en ellos, jamás van a traicionarme. — les dio Stiles viendo a sus hijos jugar con los ángeles caídos, había dejado a Noah antes de acercarse a los demás.

*

Unos días después Asmodeo junto con Belcebú se encontraba con Magnus, Stiles y Alec en una de las mesas viendo algunos videos de los movimientos de los demonios, incluso algunos ángeles se había dejado ver en los últimos lugares que el castaño había captado gracias a sus poderes.

— Creo que es momento de llamar a tus primos, somos fuertes pero vamos a necesitar ayuda de ángeles y también del rey del infierno. Tenemos que usar las mismas herramientas y poderes que ellos. Nosotros poseemos grandes poderes gracias a Dios pero al mismo tiempo puede limitarnos en medio de una batalla, si él cree, incluso por un momento, que nos estamos poniendo del lado de los otros bloqueara mucho de nuestros poderes. — explicó Asmodeo.

— Me imagine que dirías eso, lo llamé ayer y llegarán pasado mañana, estaban un poco lejos. — dijo Stiles con una sonrisa.

— Inteligente, siempre un paso adelante Mieczyslaw. — dijo Belcebú con una sonrisa divertida.

— Por supuesto, hermanito. — guiñó un ojo.

Alec solo sonreía al ver como el castaño estaba más tranquilo con ellos ahí, ya era momento de que la familia se reuniera, solo faltaban unas cuantas personas.

Todos se callaron al escuchar como tocaban la puerta, era raro que alguien tocara la puerta de una iglesia abandonada, después de todo es así como lo veían los mundanos y algunos sobrenaturales.

— Yo voy. — dijo Stiles caminando hacia la puerta.

— Te acompaño. — dijo Belfegor de manera seria mientras que caminaba detrás del castaño, su mirada fría.

Stiles abrió la puerta con el mecanismo de defensa aunque se sorprendió bastante al ver a Derek, Scott, Jackson, Isaac y Liam, todos con una mirada de pena, aunque Derek sonreía con cariño y el pequeño Eli corrió a los brazos del castaño.

— ¡Sti! — exclamó Eli frotando su mejilla contra la del castaño.

— Eli, no pensé que vendrían tan pronto, bueno pensé que solo tu padre y tu vendrían.

— Lo íbamos a hacer pero están pasando cosas malas en casa y el tío Scott esta preocupado pero también quería hablar contigo.

— Me imagino de que se trata. — miró a los otros — Entren. — volvió a mirar a Eli — Vamos, vas a conocer a los trillizos. Belf, ¿podrías llevarlos con Alec y Magnus?

— Por supuesto.

— ¿Qué hace un perro oloroso aquí? — preguntó Jared viendo de mala manera a Scott.

— Tranquilo, no va a morder y si lo hiciera tenemos suficiente fuerza para mantenerlo tranquilo.

— De acuerdo, pero no le quitaré mi vista. — dejo su semblante serio y miró con una sonrisa a los demás — Hola, pequeño Hale, Jack, Issi y Derek, veo que me hiciste caso pero debo decirte que no es un buen momento. — dijo Jared de manera tranquila.

— ¿Qué sucede? — preguntó Derek viendo como el castaño dejaba a Eli con sus hijos, los cuales tenía que admitir que eran demasiados tiernos, se ponían más tiernos cada vez que los veía.

— Tenemos mucho de que hablar y creo que la manada también deberá de participar en esto. Estamos lidiando con una amenaza mucho más peligrosa que el nogitsune o los doctores del pavor. — miró a los lobo con seriedad — Estamos lidiando con una guerra por el poder del mundo terrenal, celestial y el inframundo.

Cazador de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora