Capítulo 26

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D.

Como pocas veces ocurre Oliver se adelanta hasta la cafetería en lugar de esperarla para que vayan juntos.

Él pasó toda la clase quejándose por las prácticas y lo agotadoras que habían sido así que no le sorprende que estuviera hambriento y mucho menos que saliera corriendo apenas sonó el timbre del receso, el cabello multicolor es lo último que consigue captar del beta antes de que desaparezca por el pasillo. No se apresura, se cuelga la mochila al hombro y camina hasta la puerta cuando con suerte quedan alumnos dentro del aula.

Odia cuando todos se amontonan en la puerta y se empujan unos a otros, prefiere esperar un poco en lugar de dejarse arrastrar por la multitud, es más sencillo así.

Siempre resulta igual de desconcertante ver a Paula apoyada contra los casilleros, ni siquiera estudian en el mismo edificio así que no entiende como demonios hace para llegar tan rápido cada vez que está ahí — ¿Los lobos pueden teletransportarse?— Pregunta cuando están cerca y la chica pone los ojos en blanco al oírla.

— No seas idiota, mi clase termino más temprano de lo normal.

Asiente no muy convencida, pero le hace una seña para que comiencen a caminar juntas — Sería más fácil admitir que te saltas clases.— Bromea y la sonrisa no se borra de sus labios incluso cuando la rubia le da un golpe.

Debe admitir que es bastante fuerte.

— Tenemos más de un año de diferencia ¿Dónde quedo el respeto a los mayores?

Alza una ceja divertida — Claro, lo siento abuela ¿Así está bien?— Hace una reverencia exagerada, pero no puede contener la risa cuando la beta vuelve a golpearla y se aleja un par de pasos mientras extiende los brazos para que no pueda volver a acercarse — Para, me vas a dejar llena de moretones.

— ¿Quieres que te golpee de verdad?

Bromear así con ella le recuerda a Sebastián y aunque nunca lo hubiera adivinado debido a lo extraña que fue su relación al principio, no puede decir que le moleste. Después de un par de risas vuelven a caminar codo a codo y el silencio entre ambas es un poco reconfortante ahora.

— ¿Cómo esta Poché?

Suelta un suspiro, pero se asegura de hablar bajo para que otros -principalmente aquellos que siguen su intercambio con atención mal disimulada- no puedan escucharla — Agotada. Sé que le afecta mucho, es tan obvio y me gustaría poder hacer algo para ayudarla.— No puede evitar sentirse impotente.

Sin importar el dinero que su padre tenga o lo importante que sea su familia, esta vez está atada de manos y no importa lo mucho que lo desee no hay ninguna forma en la que pueda ayudar a que el caso avance.

Al menos nada legal o legitimo viene a su mente.

— Solo apóyala Dani, estoy segura de que eso es todo lo que Majo podría querer de ti.— El brazo de la beta la rodea y se apoya contra ella antes de soltar un suspiro —Solo mimos y abrazos.— No hay rastros de burla en la voz de la chica durante la última frase, solo preocupación y afecto genuinos.

Otro cómodo silencio se extiende entre ambas, pero el ambiente relajado se rompe cuando alguien la llama y con todas las cosas que han estado pasando últimamente no puede decir que no entienda porque Paula se tensa.

Han estado más alerta que nunca desde el incidente de Alex. Lamentablemente sin pistas hay poco que puedan hacer y cada vez que piensa en eso tiene la misma sensación desagradable que tuvo cuando se enteraron de que alguien había planeado el incidente de la marca de Poché con tanto cuidado para incluso llegar a cubrir las huellas.

Angel and Demon || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora