Capítulo 24

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D.


Sabe que Majo no está ni cerca de ser vulnerable, incluso en el estado en que se encuentra actualmente, pero a pesar de eso -y aunque está segura de que él también lo sabe-, Juan Carlos está ahí. La sostiene como si fuera un cristal a punto de romperse, pero no hay rastros de lástima en su mirada o acciones. La cuida, no porque piense que es débil, sino porque la ama.

Y aunque son situaciones distintas de cierta forma puede verse reflejada en ellos.

No consigue escuchar lo que están diciendo, solo puede verlos mover los labios, pero no es difícil notar cuando el ángel se rompe y aunque quiere alcanzarla no está en posición de intentarlo.

El aura alrededor de ambos cambia, el hombre sigue siendo gentil al acariciar la espalda de su hija, pero la mirada cambia a una fría y calculadora.

No puede adivinar lo que piensa o lo que sea que haya desencadenado esa reacción, pero supone que se trata de la razón por la que está ahí y los hechos recientes. Juan Carlos es sombrío y feroz cuando sus miradas conectan, pero relaja la expresión y le ofrece una sonrisa que, por alguna razón, se siente más real que todas las que ha estado recibiendo en el último tiempo.

Comienza a comprender porque su padre lo aborrece tanto.

Es un omega en una posición de poder y parece el tipo de persona que va a luchar con garras y dientes para defender a quienes ama.

Frío y calculador, pero también noble y leal.

Tan distinto a Germán.

Su padre podría hacer lo que sea para que sus negocios triunfen y aunque aún le cuesta aceptarlo sabe que él solo la ve como una herramienta más.

Si él pudiera tener otro heredero, que cumpla con todas sus expectativas, lo tendría.

No es nada más que el resultado de una falta de “suerte” y las circunstancias que lo obligaron a hacerse cargo de sus acciones. El apellido Calle es tanto o menos útil que cualquier otra basura en su propia vida, no tiene un control real o una opinión válida en ninguno de todos los negocios que su casa maneja.

Hasta hace poco ni siquiera tenía opciones para decidir.

Solo era una marioneta o una especie de muñeca de exhibición.

Pero viendo la forma en que Majo es sostenida por Juan Carlos, no podría estar más aliviada de que él sea tan distinto a Germán porque está completamente segura de que tenerlo cerca va a ayudarla.

O al menos lo hará más de lo que ella puede hacerlo.

Poché le había pedido que estuviera ahí, pero se siente un poco extraño mirar todo el intercambio, es personal... Demasiado para que incluso se le permita verlo.

[...]

Majo tiene los ojos hinchados, su nariz es más rosa de lo normal, pero teniendo en cuenta todo el tiempo que estuvo llorando abrazada a Juan Carlos tiene sentido.

Le ofrece su mano al verla acercarse y sonríe cuando el ángel la toma, se despide del lobo con una reverencia respetuosa e intenta ignorar la sonrisa divertida que el hombre le ofrece a cambio, Poché se pega a su costado mientras abandonan la biblioteca y caminan en direcciones opuestas.

El silencio entre ambas está cargado, pero no deja de ser cómodo.

La presencia del alfa siempre ha sido reconfortante, tal vez un poco más caótica en los últimos días, pero reconfortante de todas formas. — Ya sabes...– La peli-azul comenta halándola incluso más cerca y jugando con su mano, la observa con curiosidad mientras espera que continúe, pero todo lo que obtiene es una sonrisa perezosa y llena de diversión.

Angel and Demon || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora