Prólogo

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M.


Debía admitir aunque sea solo a sí misma que los nervios, el miedo y la frustración la estaban comiendo viva desde hace semanas.

La ansiedad no deja de carcomer su pecho cada vez que piensa en la idea de hablar con su padre, tiene miedo de cómo vaya a reaccionar porque.., ¿qué clase de Garzón era si quería romper con cientos de años de tradición? Pero la idea de ser un lobo no le resultaba atractiva, más bien se sentía como un horrible peso sobre sus hombros.

Y si los días continuaban pasando con la misma rapidez que lo habían hecho hasta ahora dentro de nada tendría que hacerle frente a Juan Carlos para explicarle todo.

¿Podría simplemente decirle su decisión como si nada?

Convertirse en un ángel implicaba romper con la tradición de la casa de lobos más importante en Colombia, bueno., si realmente entraba al instituto y hacia lo que quería ya no podrían seguir llamándose “casa de lobos” y no sé sentía preparada para que el peso de las expectativas y desilusiones de cientos de personas cayera sobre ella.., no quería ser señalada por el ojo público como la chica que había roto la casa Garzón, pero sabía que al menos la mitad de la prensa lo haría ver de ese modo.

— ¿Poché?– Deja a un lado el libro que había estado leyendo al escuchar la voz de Valentina y voltea solo para encontrarla apoyada en el marco de la puerta, se ve nerviosa e insegura mientras la observa con sus brillantes ojos cafés, sonríe levemente antes de indicarle con la mano que puede entrar.

— Pulga, ¿Paso algo?– Se acomoda en la silla mientras la menor toma asiento en la cama y frunce el ceño cuando sus manos tiemblan, Valentina había aprendido a leer a través de ella con el paso de los años ¿Podría siquiera ocultarle lo que estaba sintiendo ahora?

— Papá está preocupado y siendo honesta yo también.., las pruebas de ingreso serán pronto, quería saber cómo te sientes al respecto.– Un silencio tenso las envuelve y huye de la mirada de la castaña fingiendo hojear uno de los libros en su escritorio.

— Estoy bien, pulga, no te preocupes por eso. He estado estudiando desde que acabo la escuela así que no hay forma de que me vaya mal.– Quiere sonar segura pero no está totalmente convencida y tampoco es que su principal preocupación sea la prueba escrita.

Lo que la tiene tan ansiosa es la elección de carrera ¿Pero cómo puede explicarle eso a su hermanita cuando es algo que no sabe poner en palabras?

Vale frunce los labios en una delgada línea y la expresión en su rostro le da una idea de lo que está pensando — ¿Qué es lo que querías hablar en realidad?– Se levanta para acercarse a ella y se pone de cuclillas antes de sostener sus manos con ternura, la menor sigue observándola preocupada — Es solo que.., ¿Qué pasa si cometes un error?– Suelta un suspiro y se acomoda en el suelo buscando estar más cómoda, pero sigue teniendo esa sensación de estar haciendo algo incorrecto.

— ¿A qué te refieres?– Pregunta cuando la menor vuelve a juntar sus manos.

— ¿Puedes prometerme que esta vez será tu elección?– Hay más en esa frase de lo que quiere admitir y lo sabe, sabe que Valentina es consciente de la mayoría de cosas que pasan por su cabeza y que si hay alguien que puede entenderla o consolarla es ella porque nunca ha sabido guardarle secretos.

El agarre en sus manos se vuelve más fuerte y no sabe que responder, no está segura de estar realmente preparada para admitir sus sentimientos y afrontar las consecuencias de sus acciones al tomar esa clase de decisión egoísta.

¿Está bien?

Aunque todo parece tan asfixiante y aterrador ahora..., pero tal vez sea mejor solo lanzarse a por ello — Quiero hablar con papá sobre eso.– Confiesa en voz baja.

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Es un hecho que no está lista para admitir nada frente a su padre, pero también es cierto que no tiene más tiempo que perder, las pruebas de ingreso están cada vez más cerca y postergar su conversación ya no es una opción.

No si quiere ser honesta con respecto a sus sentimientos., porque también podría hacerlo en secreto, fingir que todo está bien, que va a ser un lobo y luego solo volverse un ángel. Hay quienes dicen que es más fácil pedir perdón que permiso y tal vez tengan razón, pero no se siente capaz de traicionar la confianza de su padre de esa forma.

Los pasillos de la mansión se sienten más grandes e imponentes de lo normal a medida que se acerca a la oficina de Juan Carlos y definitivamente no ayudan demasiado a mejorar su estado de ánimo actual. Siente su corazón latir desenfrenado y sus manos, escondidas en los bolsillos de su chaqueta, sudan demasiado.

Un par de empleados la saludan y les regala una sonrisa que está segura no hace mucho por ocultar sus nervios, seca sus manos contra la tela de su pantalón antes de tocar y abrir la puerta del despacho.

— ¿Necesitas algo, cariño?– Pregunta su padre con el mismo tono amoroso de siempre, está sentado detrás de su escritorio y revisa una gran pila de papeles que asume son sobre las empresas bajo su nombre.

Es extrañamente reconfortante saber que él no ha cambiado nada con el paso de los años, tal vez su cabello tiene un par de canas más que antes, pero fuera de eso es exactamente el mismo — Sí, es sobre el instituto.., ¿Puedo pasar?– Un extraño silencio se extiende por el lugar mientras su padre procesa sus palabras y se siente cohibida bajo su atenta mirada — Pasa–.

Toma asiento en la silla de cuero frente al escritorio y juega nerviosamente con sus manos bajo la amorosa mirada de su progenitor, estando frente a él ahora puede sentir como el peso de sus deseos empieza a asfixiarla.

Odia los miedos e inseguridades que comienzan a crecer en su pecho porque no le permiten soltar libremente las palabras que tanto quiere decir — Yo..., E-es.., He pensado mucho sobre el instituto y.., sé que nuestra casa tiene cientos de años de historia, pero papá..– Su voz se corta en un desagradable y agudo sonido antes de que pueda terminar y suelta un bufido lleno de molestia, restriega sus manos contra la tela del pantalón para secar el sudor y muerde su labio antes de volver a hablar.

— Quiero ser un ángel.– Suelta evitando verlo a los ojos, hay otro silencio incómodo y un escalofrío la recorre de pies a cabeza al escucharlo moverse.

No está segura de sí es algo bueno o malo, pero se siente como una niña a punto de ser regañada por alguna travesura y pasaban tantos años desde la última vez que eso había sucedido que resultaba extraño, aunque supone que es mejor tener esa clase de sensación antes que el miedo al rechazo.

A pesar de todo nunca le había cruzado por la cabeza la idea de que su padre podría reaccionar mal.

— Poché, cariño, no me importa si eres un ángel, un vampiro o un demonio.., mientras eso sea lo que tú quieras.– Puede ver su cola moverse porque sigue mirando el piso y las manos de Juan Carlos la obligan a levantar la vista — Estoy tan feliz de que eligieras contarme antes que vivir una vida en base a las expectativas de otros.., has crecido tanto mi niña.

Su padre acomoda algunos mechones de su cabello tras su oreja y le regala la misma sonrisa cariñosa que siempre ha tenido — Todo lo quiero es que tú y tu hermana sean felices, si ser un ángel es lo que te llena el alma entonces no pueden importarme menos las tradiciones de esta familia. En el futuro cuando te sientas de esta forma de nuevo, por favor, habla conmigo Majo.

Angel and Demon || CachéWhere stories live. Discover now