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— Entonces, me quieres decir... ¿Que "Tom" se puede convertir en un monstruo enorme solo porque el experimento que hicieron, cayó por accidente cerca de la zona en la que él estaba?
— Sí, exactamente, y por favor, ¿Podrías cuidarlo?, Verás, estamos cortos de personal y, no creo que tenga comportamiento agresivo contigo, sabes que cualquier cosa puedes pedir ayuda.
Apenas había entrado en ese trabajo y ya se estaba hechando para atrás, ¿Cómo se suponía que tenía que cuidar a esa "persona"?
Bueno, a fin de cuentas era una persona que ahora se podría transformar en monstruo.
Accedió, no podía decir que no aunque quisiera entregar la bata de laboratorio he irse.
Los horarios de "Tom", estaban establecidos, cuándo tenía que comer, cuándo tenía que salir de aquel cuarto, cuándo tenía que hacer su rutina de ejercicios para cansarlo y también su tiempo debido para que Tord se quedara con él ahí dentro para poner a prueba si ya podía convivir con personas sin ser agresivo.
Ya había pasado eso de una semana, el menor tenía que regresar a su cuarto acolchonado para descansar después de sus 4 horas de ejercicio, era llevado con unas esposas y correa en el cuello.
— ¿Cuándo podrías quitarme esta cosa?
— Hasta que podamos estar al cien por ciento seguros de que no eres una amenaza para la humanidad. — El frío con el que se dijo aquella frase, había llegado hasta el británico, dándole un escalofrío.
Solo se dejó llevar, una vez en su cuarto, dejó que le quitaran las esposas y el collar con correa, viendo como aquel chico se retiraba del cuarto, pero sabía que se quedaba ahí afuera, podía olerlo.
Cuando la puerta estaba cerrada acostumbraba a apoyarse ahí, y hablar un poco con el contrario, le era aburrido estar entre cuatro paredes acolchonadas y blancas, sin ningún otro tipo de actividad, aunque si se encontraba cansado después de esas cuatro horas sin gran descanso.
— Entonces... Tienes una casa fuera.
— Cuando termine de cuidarte, podré estar en otras actividades si es que te cuido lo suficientemente bien y podré estar en mi casa de nuevo.
— ¿Alguien te espera ahí al menos?
— ¿Qué te he dicho de preguntar sobre eso?
— Que no debo, pero vamos, ¿Qué se supone que haría si supiera?, No puedo salir de aquí.
— No, realmente nadie me espera en casa.
Un silencio se hizo entre la conversación, incomodando al más pequeño por estatura.
— Me gustaría tener un lugar al que llamar hogar...
— ¿No tienes casa?
— Si tengo una casa, pero tampoco me espera alguien ahí, es... Triste al final del día solo llegar a casa y que nadie se preocupe sobre dónde estás, por eso es seguro que nadie me ha buscado desde que estoy aquí.