04

365 62 5
                                    

—¿Y esa cara de culo?— fruncí mi nariz y mis labios ante la pregunta nada educada de Renjun

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Y esa cara de culo?— fruncí mi nariz y mis labios ante la pregunta nada educada de Renjun.

—Es mi cara.

—Ah… ya se me hacía— Dio dos pasos atrás cuando hice el ademán de darle un golpe.

Resoplé, buscando a Elkie con la mirada, pero no aparecía, confirmando lo que me dijo por mensaje; “Me atrasé por quedarme dormida, me lo guardas asiento”

Ugh, yo hubiera querido quedarme dormida, pero a mi madre se le ocurrió poner canciones de Tina Turner desde temprano, aumentando que me dormí en la madrugada por hacer un proyecto.

—¿Sigues con la idea de acosar a Doyoung hyung?

—¿Hyung?— volteé a mirar a Renjun—Me dijiste que no eran cercanos.

—Y no lo somos, pero me conviene ser su amigo, es inteligente y podría ayudarme con mis tareas.

—Se supone que tienes que hacer tus trabajos para ser un buen profesional— respondí dudosa.

—Seré un profesional mediocre. —se encogió de hombros, abriendo su barra de chocolate, dándole un gran mordisco.

Rodé los ojos, empezando a caminar por el pasillo, sabiendo que Renjun iba detrás de mi.

Nos separamos a medio camino, con Renjun yéndose a su materia y yo a la mía, respectivamente.

Me senté en mi lugar elegido, al lado de las ventanas y el toma corrientes, poniendo mi mochila en el asiento del lado para ocupárselo a mi mejor amiga.

Estuve mirando la pantalla de mi celular con atención, pasando por mi feed de Instagram con los audífonos puestos y distrayéndome mientras esperaba a Elkie.

De pronto, mi mochila fue a parar en mi pupitre, y yo levanté la cabeza, quitándome un audífono.

Kim Doyoung había dejado mi mochila en el pupitre, y se sentaba como si nada, mientras yo le miraba con el ceño fruncido.

Me aclaré la garganta —¿Disculpa?

No me hizo caso, sacando de su mochila un cuaderno y un par de bolígrafos. Le miré poner todo en el pupitre que era de mi amiga, sin prestarme la más mínima atención.

—Eh, disculpa…— me animé a tocarle el hombro, y él recién se giró a verme, desinteresado.

—¿Qué?

—Estás en un asiento ocupado— señalé con mi dedo, él miró debajo suyo y alrededor.

—Pues no veo que tenga el nombre de nadie escrito.

—Ya, pero puse mi mochila ahí por eso, es para mi amiga— Apoyó su espalda en el respaldar, acomodándose.

—Los asientos no son propiedad de nadie— replicó desinteresadamente —soy libre de sentarme en cualquier lugar.

CRESCENDO | Kim DoyoungWhere stories live. Discover now