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El día empezó normal, como siempre desde que inicié la Universidad hace casi dos años

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El día empezó normal, como siempre desde que inicié la Universidad hace casi dos años. Me había acostumbrado a la agitada vida de estudiante, solo que, a diferencia de la secundaria, estaba estudiando algo que me gustaba.

Aunque se me hacía muy pesado y pensaba en darme el año sabático que tenía en mente, era algo que no estaba ni a considerar por mi madre.

Así que, muy a mi pesar, debía seguir levantándome a las 6 de la mañana para poder alcanzar a alistarme.
Y tener un futuro respetable, según mis abuelos.

—A quién le importa eso si me tengo que levantar tan temprano— refunfuñaba, caminando por el pasillo de mi Universidad.

Tenía que caminar unos cuantos metros más para llegar al aula que me tocaba, pero estaba bien, porque había llegado la hora.

—¿Con quién hablas?— la repentina voz de mi mejor amiga, Elkie, me hizo dar un grito por el susto —Mi oído.

—Estaba hablando con el fantasma que siempre me acompaña— dije sarcástica, soplando un mechón de cabello que había caído en mi cara.

—Uhm, no me sorprende— murmuró empezando a caminar a mi lado —¿Viste los mensajes del chat grupal? Dicen que juntarán los cursos de Deontología porque en el otro paralelo son muy pocos. No me sorprende, el licenciado Cha es bastante estricto, nadie quiso anotarse con él.

Recordaba haber pasado rápidamente por los mensajes del grupo, y ver algo de eso. Pero no le tomé mucha importancia, de todas maneras, no era algo que me afectará personalmente.

—Supongo que nos trasladarán a otra aula, entonces— dije distraída, acomodando mi bolso en mi hombro.

—Sip, a una más grande, pero es en el otro edificio— hizo una mueca —Por cierto, tenemos 5 minutos para llegar a la otra facultad.

Mis ojos se abrieron en grande y volteé a ver a Elkie de manera lenta.

—¡¿Por qué se te ocurre decirme recién?!— grité moviendo mis brazos.

—Pensé que ya lo sabías. Eso te pasa por no leer los mensajes— me dio un zape en la frente.

Evité devolverle el golpe, solo porque teníamos los segundos contados. Tomé su brazo y la arrastré conmigo a la otra facultad, donde debíamos cruzar el campus para poder llegar.

Correr era horrible, sobretodo cuando el tiempo me estaba ganando y tenía a la lenta de mi amiga siguiéndome.

—Te mataré si me pone falta— dije entre jadeos, todavía llevándole de la manga de su suéter.

No le di tiempo a responder, porque estaba más ocupada en que el aire llegue a sus pulmones, y estuvimos en la puerta justo a tiempo.

—¡Disculpe, licenciado!— dije al verlo en frente de su escritorio, dándole una venia. Elkie hizo lo mismo detrás de mi, aguantando el toser mientras apretada sus labios.

CRESCENDO | Kim DoyoungWhere stories live. Discover now