Chat 15: No me gustas.

1.1K 160 63
                                    

—¡Uno a uno! —informa el árbitro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡Uno a uno! —informa el árbitro.

Antes de empezar el siguiente set, el entrenador nos da a todos una botella de agua.

—Mira que perder contra vuestro propio equipo —regaña al equipo amarillo.

—Terrible —agrego yo.

—Tú cállate —ordena Jake.

—No comencéis —bufa Hywel—. No estoy de humor para vuestras tonterías.

—¿Te crees que yo sí? —cuestiona el otro.

Siendo sinceros, la verdad es que la mayoría tenían una pinta de mierda, y cómo no. Después de una fiesta en la que solo sobrevivieron dos personas sobrias mientras que el resto estábamos hasta arriba de alcohol, era difícil mantenerse de pie al día siguiente, mucho menos cuando nos enterábamos de un entrenamiento sorpresa nada más despertar.

Por mi parte, me sentía bastante fresco quitando el dolor de cabeza. Prefería esto a estar encerrado en mi habitación, muriendo de dolor y del asco. Además, me distraía un poco de las cosas que estaban sucediendo en la vida real.

No me atreví a entrar a LoveLink después del mensaje de Solecito porque no sabía qué responder y tampoco quería dejarlo en leído, porque cuando la aplicación se actualizó por completo, me envió más.

¿Era cruel? Sí, ¿pero qué podía hacer?

A mí no me gustaba Solecito.

—Dejad de lloriquear —bufa el entrenador—. Os lo habéis buscado solos. ¿Quién se pone a beber cuando queda tan poco tiempo para las intercolegiales?

—En nuestra defensa —comienza a hablar Hywel—, necesitábamos un descanso de la explotación neuronal a la que nos someten los profesores.

—¿Qué neuronas, Taylor?

—¡Entrenador! —le reprocha.

—Olvidadlo. Seguid entrenando, mañana no habrá tiempo porque hay que recibir a los nuevos y a las nuevas.

—¿Gente nueva? —Frunzo el ceño.

—Sí, la semana cultural tiene su función, Sinclair.

—Deje el sarcasmo, entrenador. —Hago un puchero—. Está hiriendo mi débil corazón.

Veo cómo rueda los ojos antes de responder.

—Al parecer, tienes una función más útil que ser capitán.

—Ah, ¿sí?

—Sí, marketing. Les gustó cómo jugaste el partido.

—¿Qué le puedo decir, entrenador? No puedo detener este encanto hechizador. —Me peino el cabello hacia atrás mientras sonrío con orgullo.

Recibo una mirada de puro asco por parte de Hywel.

—Lo siento, entrenador Richards, le dije que no tomara alucinógenos, pero no me hizo caso —suspira él.

Si te dijera que no © ✓Where stories live. Discover now