Chat 8: No he encontrado a la persona correcta.

1.1K 165 78
                                    

Vale, si de por sí odiaba madrugar, odiaba aún más que me obligaran a hacerlo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Vale, si de por sí odiaba madrugar, odiaba aún más que me obligaran a hacerlo.

Cuando el timbre sonó a las siete y media de la mañana, abrí la puerta con la peor cara del mundo. Encima en pijama y con el pelo despeinado.

Así que, encontrarme a un repartidor sonriendo de oreja a oreja me confundió aún más.

—¿Es legal que trabajéis a esta hora? —cuestiono, incrédulo.

—Sí, ¡nosotros elegimos nuestros propios horarios! —contesta, más enérgico de lo que estaría una persona normal.

No puedo evitar responderle con una mirada de confusión mezclada con asco.

—¿Puedo saber en qué le puedo ayudar? —pregunto por fin, después de cinco segundos procesando su respuesta.

—Vengo por LoveLink para entregar un paquete de un tal Solecito para Moon. —Saca un paquete rectangular de la nada.

—Creo que hay una equivocación, es de Moon para Solecito —corrijo.

—No, aquí dice Solecito para Moon.

Frunzo el ceño y tomo el paquete para leer la etiqueta.

Es correcta.

—Quizá lo envié yo mal.

—Puede abrir la aplicación para revisarlo.

Le hago caso al repartidor y enciendo mi teléfono.

Ayer no pude leer los mensajes que me había mandado Solecito porque al terminar las clases, tuve entrenamiento y nada más volver a casa, caí rendido, completamente agotado.

Lo maldije en voz baja.

—Vale, error mío, es correcto.

—¡Perfecto! ¿Puede enseñarme el código que da la aplicación para confirmar la entrega?

Hago lo que me dice y después de unas palabras más, se marcha para seguir repartiendo paquetes.

—Quizá es un psicópata —suelto para mí mismo.

No era normal que alguien fuera tan feliz a esta hora de la mañana.

Sonrío al desgarrar el papel y ver el regalo que es. Sin embargo, no me da tiempo ni a escribirle un mensaje de agradecimiento porque veo que ya es tarde.

Me cepillo los dientes y me lavo la cara para después vestirme rápidamente, coger mi mochila y salir corriendo al instituto. Había quedado con el equipo quince minutos antes de que empezaran las clases para poder planificar unas cuantas tácticas que ayer no pudimos terminar.

—Tardón, que eres un tardón —se queja Hywel cuando llego a la entrada del instituto.

—¡Cállate! —espeto entre jadeos—. Tú vives delante del instituto, yo vivo a cinco kilómetros.

Si te dijera que no © ✓Where stories live. Discover now