SMERALDO

🌼 Capitulo 9 🌼

-Adios, Adam-

18 de Enero 2023

ADAM

Después de las vacaciones de invierno, no había hablado con Jane.

Mark me recordaba todos los días que solo confundía a su mejor amiga.

Después de aquella noche, me sentía arrepentido de darle un espacio para que entrara a mi corazón sin ser consiente de lo que me pasaba. Sin ser conciente de lo que pasaba.

—Adam...

Sofía había estado conmigo desde aquella vez de muchas otras: Frente a esos problemas familiares, la baja autoestima, el miedo a enamorarme... Ella estaba ahí.

—Oye, tienes que aclarar tus sentimientos. No confundas a Jane —. Sofía me acariciaba el cabello de una forma sueve.

—Soy un desastre para ella. Soy un asco de persona. Tengo miedo a enamorarme, a qué me lastimen, pero también... De lastimar.

—Adam, la estás lastimando con tus idas y venidas. Se que tienes miedo, todos en alguna parte de nuestras vidas lo tenemos; miedo al amor, al amar, al ser lastimado... A lastimar. Pero es mejor tener en claro lo que queremos, así, no lastimas ni te lastiman.

Sofía estaba en lo cierto, estaba lastimando a Jane con mis idas y venidas repentinas. Estaba lastimando a esa persona con mi inmadurez.

—¿Qué me recomiendas? — dije acostado en su hombro.

—Pedirle un tiempo. Un tiempo para saber lo que sientes. Ese tiempo podría ser... Ya sabes...

Pensé en eso por un instante, tenía miedo de lo que podría suceder. Aún así, era lo mejor para los dos; darnos un tiempo para entender nuestros sentimientos y no dañarnos. Y el tiempo que Sofía decía... Era el adecuado.

Tome la decisión de hablar con Jane, así que le mandé un WhatsApp.

Adam: Hola, Jane. Quiero que nos veamos en el jardín secreto a las 4:00 p.m.

Sali del chat y espere la hora.

JANE

Resivi un mensaje de Adam; quería que nos viéramos en el jardín secreto.
No tuve remedio más que ir. Necesitaba hablar con el.

Después de un largo camino, pasar por la maleza y el río. Llegue.

Adam estaba sentado en el pasto junto al río. Me acerque y tome asiento.

—¿Qué es lo que te pasa? — le pregunté un poco enojada por su indiferencia.

—Queria hablar contigo.

—¿Encerio? Solo, ya no lo hagas.

—¿Hacer qué?

—Fingir que me amas y luego hacerte el indiferente. Hablarme un día y al siguiente ignorame. ¿Por qué ya no podemos hablar como antes, Adam? ¿Qué hice mal?