Roier miró a su amiga, ella tenía golpes por toda la cara, incluso en sus brazos tenía múltiples cortadas.

Roier se levantó y fue hacia ella, y la abrazó.

—Hiciste lo que pudiste, no te preocupes. —Le dijo Roier con dolor, mientras la abrazaba fuertemente.

—Otra vez no pude salvarlo.

—No, no, tu ya lo habías salvado una vez... y ahorita también lo hiciste, si no lo hubieras hecho, ninguno habría podido despedirse de él.

—Perdón... —Sollozó la peliblanca.

Los demás estaban sorprendidos de verla nuevamente en su cuerpo humano, pero entendieron lo que sucedía.

Al Bobby morir finalmente, ella habría regresado a su forma humana. Ya que para empezar, ella se convirtió en eso cuando pidió una oportunidad más para Bobby.

Realizaron un funeral para Bobby, Jaiden y Roxy lloraban, Roier trataba de mantenerse serio mientras consolaba a sus dos amigas.

Cellbit y Roier decidieron posponer su boda hasta que se sintieran mejor.

—Roxy, sé que no tienes un hogar al que ir ahora... ¿te gustaría quedarte en mi casa? —Preguntó Roier.

—No quiero ser una molestia, Roier. —Murmuró sonándose los mocos. —Vas a casarte con Cellbit, van a necesitar su privacidad.

Si quieres puedes quedarte conmigo. —Le dijo Jaiden. —Sé lo mucho que querías a Bobby, y todo lo que hiciste por él.

Al final, Roxy había tomado la propuesta de Jaiden, aunque luego Quackity estaba molestándola porque él ya le había ofrecido vivir en la vecindad una infinidad de veces. Pero tras hablar, Quackity dejó que Roxy se fuera con Jaiden, quizás ambas necesitaban compañía mutua.

Y bueno, todos estuvieron en nuestra contra por un rato, y con mucha razón. Si me hubiera pasado lo mismo que a Baghera, yo estaría igual.

—Pero no fue culpa de nadie, ustedes estaban tratando de ayudarlos a proteger a los niños.

—Si, pero ellos no lo veían de esa manera.

Jaiden llegó a tierra, por lo que tuvieron que bajarse de la lancha. Roxy entonces notó el gran campo de rosas frente a ambas, suspiró sabiendo que este era uno de los lugares en los que tanto ella como Bobby y Roier habían estado.

Por cierto, ¿Aún puedes volar? —Preguntó Jaiden. —Ya sabes, tus poderes de código.

—Oh, no estoy segura. —Murmuró mirándose.

Aún tenía un par de números flotando alrededor de ella, pero desde que volvió a su forma no había intentado nada.

Todos dijeron, que conforme el código mataba se iba haciendo más fuerte... ¿tu eres igual de fuerte que él?

—Oh, no, no, yo no he matado a nadie, así que... supongo que soy débil.

—Intenta volar, sería increíble que aún pudieras hacerlo.

Roxy asintió, y tras seguir a Jaiden, ambas subieron al techo de la casa.

¿Y este cubo de tierra? —Se preguntó Roxy.

¡No lo toques! —Exclamó Jaiden al pensar que era una mina.

Roxy no tenía planeado tocar la tierra, pero Jaiden la asustó, por lo que sin querer se movió quedando cerca del cubo, sin embargo no había tocado nada.

Eso hasta que los números se movieron, haciendo que uno solo tocará el cubo, entonces explotó.

¡No! ¡Roxy! ¡Las cosas de Bobby!

—¡Lo siento, lo siento!

—¡No, no, no! —Exclamaba la pelinegra, bajando desde el techo hasta su habitación, en donde estaban las pinturas. —¡No, no! ¡Las pinturas de Bobby! ¡Están arruinadas!

—Jaiden, lo siento, pero no fue mi culpa... t-tú me viste, yo ni siquiera lo toque.

—¡Pero tus malditos números si lo hicieron!

—Oye, sabes que esto no hubiera pasado si tú no me hubieras dicho que vinieramos aquí para que yo volará.

—¡Nada de esto hubiera sucedido si tú hubieras aceptado que no eres parte de la isla! ¡Debiste haberte ido y no matar a Bobby la primera vez! ¡Bobby estaría vivo de no ser por ti!

Roxy sintió un dolor inmenso en su pecho.

—Lo lamento. —Murmuró la peliblanca con lágrimas en los ojos.

Finalmente, Roxy si voló, pero en el camino se convirtió en el código.

Jaiden tomó las cosas de Bobby, y al instante se arrepintió.

—¡Roxy! —Exclamó Jaiden saliendo de la casa.

Pero Roxy ya no estaba.

°°°

—Todos me echan la culpa de lo que sucede. —Murmuraba la peliblanca. —No debí haberme quedado aquí, Cucurucho.

El oso tomó su libro, escribiendo ahí.

—«¿Qué quieres hacer?» —Leyó. —Quiero irme, no soy bienvenida aquí.

El oso volvió a escribir.

—«¿Quieres ser feliz?» —Roxy asintió. —«Únete a mi.» ¿Cómo?

El oso dirigió sus manos hacia su cabeza, le quitó el cierre y sin tiempo que perder, se quitó la cabeza para ponérsela rápidamente a la peliblanca.

—¡Espera! ¡No!

Roxy perdió el conocimiento luego de tener la cabeza del oso en su cabeza.

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