Pansy. «Ron, sé amable»

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Estaba ojiplática cuando leí la noticia del Diario del Profeta. ¿Que la casa Malfoy había declarado qué? No podía creer lo que veían mis ojos. Era lo más loco que había escuchado jamás. No entendía cómo Draco podía haber convencido a sus padres de ese anuncio público. El resto de familias de sangre pura dejarían de tomar en serio a los Malfoy, y, por lo que sabía de ellos, los padres de Draco vivían por y para su reputación y su imagen. Ni siquiera sabía si mis padres apoyarían esta decisión. Lo único que tenía en claro era que yo apoyaría a Draco.

Cuando levanté la mirada del periódico, vi que el resto del Gran Comedor estaba teniendo la misma reacción que yo. Busqué con la mirada instintivamente a mis amigos. Sin embargo, y como de costumbre, Blaise, Vincent y Greggory no estaban por ninguna parte. Draco todavía no había llegado y lo más alejado a "enemigos" que tenía en esa habitación eran los amigos de Granger, que parecía la más sorprendida de todas.

Ignoré mis rencores y me acerqué a la mesa de los Gryffindors.

—Una gran noticia, ¿no es cierto? Una invitación pública por todo lo alto por parte de tus suegros. ¿Estás emocionada? —le pregunté a la castaña mientras me sentaba entre Potter y Weasley.

A pesar de estar intentando no prestarle atención, no pude evitar fijarme en cómo el cuerpo del pelirrojo se tensaba cuando me sentaba a su lado. Y tampoco pude evitar querer seguir presionando un poco más la situación. Apoyé mi brazo en su hombre y acerqué mi cara a su cuello lo suficiente como para que pudiese sentir mi aliento cuando le hablase a Granger.

—¿Te comió la lengua el gato, cielo?

—¿Tú sabías algo de esto? —me preguntó la chica, mirándome confusa. No sabía descifrar si le gustaba esa invitación o no.

—Cariño, estoy igual que tú. Conozco a los padres de Draquis desde que mido poco más de 10 pulgadas, y jamás en mis sueños más locos me hubiese imaginado que dijesen algo así. Pero es una excelente noticia para ti, ¿no? Que dejen atrás todo ese rollo de la pureza de sangre y demás...

—Sí, de hecho, lo es.

Granger parecía tan sorprendida y atónita que ni siquiera parecía molesta por mi presencia.

—Así que, ¿vendrán todos ustedes a la cena, cierto?

Me alejé de Weasley y le agarré la corbata a Potter para juguetear con ella. El azabache no parecía esperárselo y no reprimí mi carcajada cuando lo vi tan nervioso.

—Te verías divino en una túnica de gala, Potter.

Le guiñé un ojo antes de soltarlo y me permití imaginar a su amigo pelirrojo en una túnica de gala. Me lo imaginé tratando de actuar formal, pero con su típico deje desenfadado. Las mangas enrolladas hasta los codos, el pelo ligeramente desordenado, su espalda apoyada en una pared mientras se cruzaba de brazos. Ese aire misterioso y solitario que estaba empezando a ver en él. Esos muros que creaba para mantener fuera a cualquiera que no fuese de su círculo. Me imaginé a mí misma, rompiendo de nuevo esa barrera para acercarme a él. Para que nuestros labios estuviesen todo lo cerca que pudiesen estar sin tocarse.

Y fue entonces cuando decidí mirarlo. Sus ojos estaban fijos en el periódico que él mismo sujetaba con las manos apretadas. Me imaginé todos los lugares donde yo preferiría que estuviesen esas manos grandes y firmes y callosas y...

Salí de mis fantasías para darme cuenta de que el periódico que sujetaba no era el Diario del Profeta, sino la revista escolar. Y que en portada estaban Draco y Granger besándose. O devorándose el uno al otro prácticamente. Le arrebaté la revista de las manos sin pensar, aún más atónita que antes.

Besos de humo | Dramione & RonsyWhere stories live. Discover now