Pansy. «¿Es que tienes mierda de theastral pegada a la suela?»

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—No, no, no —repitió Vincent.

Lo entendía perfectamente. Una cosa era que Draco quisiese jugar a los novios con Granger y su pandilla y otra completamente distinta era que nos quisiese arrastrar a los demás a ello.

—Por favor... Lo necesito. Era parte del trato —pidió el rubio.

Los cinco estábamos en el cuarto de los chicos. Al parecer, esta farsa era algo súper secreto que solo nosotros podíamos saber. Nos había hecho jurar por el calamar del lago que no se lo contaríamos a nadie más.

—Ni siquiera tenemos el valor de ir al Gran Comedor, ¿esperas que nos sentemos en la mesa de Gryffindor?

—Habla por ti, Vincent —le dije—. No a todos nos faltan agallas.

—Uy, perdone su Majestad.

—Quedas perdonado —bromeé.

—¡Chicos! ¡Céntrense! —nos pidió Draco.

Estaba muy nervioso. Incluso me daba algo de lástima. Sin embargo, para mí no era algo tan descabellado. Lo único que me hacía querer rechazar la petición era que estaría complaciendo a Granger. Pero miré los ojos desesperados de mi amigo. Y no podía decirle que no.

—Chicos, ¿no están cansados de esconderse? —pregunté, para intentar ayudar al rubio.— Escuchen, sé que les falta valor, pero esto solo será algo positivo para ustedes. Tenemos el beneplácito de Doña Santurrona. Y eso seguramente les ayude a recuperar su estatus.

—¿Cómo que nos? —preguntó Blaise.— ¿Qué hay de ti?

—Yo iba a hacerlo igualmente. Saben que adoro un buen espectáculo.

—No es justo. Tú lo harías todo por Draco —me recriminó Vincent.

—Y por ti también, gruñoncete. No te pongas celoso.

—Permíteme que lo dude.

—Por favor, no empiecen a discutir de nuevo —suspiró Gregory.

—Por ti, no lo haré —le dije, con una sonrisa.

—Mimimi.

—Goyle tiene razón. No discutan más. ¿Me acompañarán entonces durante las comidas hoy?

—Sabes que contabas conmigo desde el principio —le dije, depositando un leve beso en su mejilla.

—Conmigo también, pero no esperes que te bese yo también —rio Goyle.

—Bueno, si él va... No me quedaré desayunando solo aquí —se resignó Crabbe.

—Ey. ¿Cómo que solo? ¿Y yo qué soy?

—¿De veras te quedarás aquí, Blaise? —le pregunté, haciéndole pucheros.

—No, pero que conste que solo accedo por presión de grupo.

—Y por este tipo de cosas eres el favorito de todos —le dije, ofreciéndole una sonrisa.

—¿También lo vas a besar a él? —me dijo Vincent.

—No, pero cuidado que no te bese a ti —me burlé.

—Una última cosa —dijo Malfoy, cortando nuestra discusión—. Sé que sobra decirlo, pero más vale prevenir que curar. No pueden hacer bromas sobre el estatus de sangre.

—¿Qué te crees que somos? ¿Mortífagos? —rio Vincent. Yo no pude evitar darle un fuerte pisotón en el pie.

Todos habíamos acordado no decir esa palabra frente a Draco. Sabíamos que no tenía su conciencia tranquila. Y sabíamos lo mucho que había sufrido esos dos años. Y lo mucho que esa palabra seguía hundiéndolo. Él había sido uno de ellos. Pero él no había querido. Por mucho que hubiese fardado de que él lo había escogido... Todos supimos la verdad tarde o temprano. Y todos habíamos escuchado sus gritos nocturnos.

Besos de humo | Dramione & RonsyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora