Abandonado

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ABANDONADO te encontré. Fue una tarde en la que llovía a cántaros y el viento arreciaba con fuerza. Una de tus varillas se había partido. Probablemente, la persona a la que protegías te abandonó porque creyó que ya no le serías útil.

Verte allí, tendido sobre el suelo, tan solo, en medio de la tormenta, como si fueras un trasto inútil, me hizo sentir una gran compasión por ti. Te cogí y conmigo te llevé. Agradecido me cubriste con amor. Noté cómo te esforzabas en protegerme de la implacable lluvia y del fuerte viento helado. Pero no podías evitarlo. No, no podías: la humedad y el frío me estaban calando hasta los huesos.

Sin embargo, gracias a tu denodado esfuerzo, mi alma permaneció intacta. Sí, intacta, gracias a ti. La resguardaste y la pusiste a salvo. Sentí como condujiste a mi alma hasta una acogedora cabaña y la pusiste cerca del calor del fuego de una chisporroteante chimenea.

Por eso, jamás pensaré que no serviste de nada aquel día helado y tormentoso sino todo lo contrario: siempre te estaré agradecida, queridísimo paraguas. 

RETO: Escribe un microrrelato que tenga una extensión máxima de 200 palabras y que esté inspirado en una fotografía.   

IridiscenciasWhere stories live. Discover now