Capítulo 18

1K 112 9
                                    

Fluke se despertó cuando una simpática enfermera le dijo: — Señor Thitiwat, sus padres están aquí. ¿Le apetece verlos o prefiere que les diga que está durmiendo?

Fluke se incorporó en la cama con gran esfuerzo. — Sí, dígales que pasen.

— ¡Pobre hijo mío! — exclamó Robyn al entrar en la habitación y acercarse a la cama de Fluke para darle un tierno abrazo. — Ohm nos ha llamado para decirnos que estabas en el hospital. ¿Cómo te encuentras? ¿Y el niño?

— Los dos estamos bien, mamá — respondió Fluke apretando la mano de su madre.

Su padre se le acercó y le puso una mano en el hombro. — Fluke... — Kingsley tragó saliva. — Fluke, hijo, he sido un estúpido. Tu madre me ha dicho que habéis hablado y... No sé qué decir, excepto que te quiero y que espero que te recuperes lo antes posible.

Fluke extendió los brazos hacia él y encontró consuelo en el abrazo de su padre. Luego, cuando se separaron, le conmovió ver el brillo de sus ojos.

— ¿Cuándo te van a dar el alta? — le preguntó su madre.

— No estoy seguro. Creo que mañana.

— En ese caso, nos vamos para que descanses — dijo su padre. — Ohm está ahí fuera. Llámanos si necesitas algo. Y cuando te encuentres mejor, prepararemos una parrillada en el jardín o algo.

Fluke sonrió a su padre. — Estupendo, papá.

Kingsley se agachó para besarlo en la cabeza.

— Cuídate mucho, príncipe.

— Lo haré.

Cuando Ohm entró no se le veía como siempre, parecía agotado y sobre todo decaído entró en la habitación solo después de que sus padres se marcharan.

— Creía que te ibas a morir — dijo Ohm. — No puedo perdonarme por no haberte cuidado mejor.

Fluke le agarró la mano y se la llevó al vientre.

— Es tuyo, Ohm — dijo Fluke con voz queda. — El bebé es tuyo...

— Lo sé — Ohm tragó saliva. — El médico me ha dicho que estás embarazado de cuatro meses. ¿Podrás perdonarme?

Fluke parpadeó para contener las lágrimas.

— No tengo nada que perdonarte. Tú no has hecho nada malo. Fui yo quien lo hizo, ¿o se te ha olvidado?

Ohm apartó la mano y comenzó apasearse por la habitación. Al cabo de unos segundos, se volvió a él y lo miró fijamente.

— No quiero que nos divorciemos, pero voy a poner una condición, que jamás veas ni hables ni vuelvas a mencionar el nombre de Alex Merrick.

— Sí es eso lo que quieres...

— Es un requisito indispensable para evitar el divorcio, Fluke — dijo Ohm. — No quiero vivir el resto de nuestras vidas bajo el espectro de ese hombre.

— Lo comprendo.

— No estoy dispuesto a perderte otra vez —dijo Ohm con voz ahogada por la emoción. — Te quiero demasiado.

Fluke respiró profundamente.

— ¿Lo dices porque ahora ya estás seguro de que fuiste tú quien me dejó embarazado?

Ohm frunció el ceño. — No, claro que no. ¿Cómo se te puede ocurrir semejante cosa?

— Porque me has dicho muchas veces que ya no me querías.. — respondió Fluke. — También has dicho que nunca me perdonarías, que había destrozado nuestro matrimonio.

Esposo culpable Where stories live. Discover now