No puedes saber la historia de Gus sin antes contarte la historia de Leila y Becky.
Dos chicas que antes del gran colpaso eran grandes amigas hasta que ambas tuvieron que tomar caminos diferentes ante la llegada del virus H5G9. Y era claro que el p...
Este capítulo la verdad es muy largo haci que tendré que dividirlo en dos partesporque la verdad se me paso la mano y no quiero abrumarlos con tantas palabras.
Sin más que decir, empezamos.
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El padre tiempo siempre encuentra maneras graciosas de juntar nuestros caminos.
Había pasado un año exactamente desde el incidente con los últimos hombres, la discusión de Osa y Tigresa fue solo el comienzo de una cantidad infinita de desacuerdos, enojos, peleas y dos posibles separaciones del ejército animal.
La relación entre Lenora y Tigresa se hizo oficial a las pocas semanas de aquel incidente mientras que Osa y Lobisna habían formado una buena amistad que al comienzo era un plan de ambas para averiguar el porqué se resultaban muy familiar, pero finalmente olvidaron eso.
Nunca mencionaron nada a la otra sobre esto, pero descubrieron que se llevaban bien y solían pasar tardes enteras charlando, practicando movimientos de pelea o simplemente pasear por el bosque el cual conocían a la perfección.
Todo el mundo podía notar el sentimiento mutuo que había entre ambas, todos menos ellas. Sabemos que desde el comienzo tuvieron un ligero un clip pero esto fue haciéndose más grande al transcurrir el tiempo de la estancia de Lobisna en el ejército.
La castaña se encontraba dibujando sobre un tronco que quedaba en una pequeña colina que había cerca del parque de diversiones y tenía una buena vista del lugar. Esto se había convertido en un buen hábito, tomar su libreta, un lápiz, escabullirse hacia el bosque y alejarse de todos por un momento.
Se encontraba dibujando un mapache que había visto el otro día pelear con una ardilla solo porque si. Estaba tan concentrada que jamás noto la presencia de cierta chica de rizos que recién había llegado a su lado.
— Que bien dibujas. — Comentó la ojiazul haciendo que la castaña diera un leve brinco. — Perdón por asustarte.
— Tranquila, esta bien. — Dijo mientras le dedicaba una pequeña sonrisa y volvia a mirar su dibujo. — Y dime, ¿Querías algo?
— O, no. No, solo quería saber donde estabas.... ¿Puedo sentarme? — Señalo el espacio vacío a lado de Lobisna.
— Claro. — Respondió sin quitar la vista del dibujo.
Estuvieron un momento silencio donde Lobisna pasó todo el tiempo dando los retoques finales de su dibujo mientras que Osa la miraba. Lo que le gustaba sobre acompañar a la castaña era que podía mirarla sin pensar en el "que dirán" porque había algo que la asustaba.