¿Es amor? ¿Estoy enamorada?

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Bryn

Llego justo a tiempo a la biblioteca.

—¿Hola?

Nadie responde, lo que se me hace extraño, porque Sveein siempre está aquí temprano. Esperaré unos cinco minutos, si no aparece le enviaré un mensaje.

Recorro los estantes un rato, casi nunca tengo tiempo de hacerlo, y lo disfruto mucho, hasta que escucho la puerta abrirse y Sveein entra con su celular pegado a la oreja.

—Me estoy muriendo, ¿no lo entiendes...? —Se queda estático mirándome y sin despegar el teléfono de su oreja dice—: Me tengo que ir —y cuelga.

En este momento siento como mi corazón se rompe en pedacitos. ¿Por qué me siento así? Mi pecho se siente comprimido, respirar es doloroso, ¿solo por escuchar eso?

—Hola —no sé qué otra cosa decir.

—Hola, no te esperaba.

—Llegue hace poco, no te preocupes —¿qué fue eso? ¿Mi corazón haciendo crack?

—¿Comenzamos? —pregunta algo molesto o desganado, y sé que algo pasa, peor no quiero indagar, ¿y si duele más? Lo  descarto, y solo respondo un... 

—Sí, claro.

Comenzamos con las actividades del día, que son pocas y espero poder irme antes de la hora.

—¿Está bien si al terminar me retiro? —Deja lo que está haciendo y me mira con las cejas fruncidas.

—Sí, claro. No hay problema, pero ya regreso. Espérame.

Se va y tarda en regresar, quiero desaparecer con cada segundo que pasa. La clase no estuvo mal, pero fue un poco incómodo.

Cuando regresa hace está hiperventilando, parece que corrió una maratón, su frente sudorosa y su pecho sube y baja con premura. Me apresuro a la puerta.

—¿Qué pasó? ¿Qué tienes? —No responde, respira de forma aún más pesada, busca aire, y cierra los ojos.

Mis alertas se activan, busco alguna señal de golpes o traumas y no veo nada. Me cuelgo su brazo en el cuello y lo ayudo a avanzar hasta la silla más próxima; tan solo da unos pasos me mira con los ojos vidriosos y se vuelve un peso muerto. Caemos al suelo. Como puedo lo volteo y busco su pulso, está débil, apenas puedo sentirlo, ¿qué pasó? No hay tiempo de pensarlo. Debo buscar ayuda.

Corro por toda la casa llamando a la señora Anna y a María. Las dos salen a mi encuentro, con voz temblorosa y en un susurro me sale decir:

—Es Sveein —un sollozo sale de mi garganta sin tiempo de pararlo. Estoy llorando y no me había dado cuenta.

Corremos a la biblioteca, la señora Anna no pierde tiempo y comienza a atenderlo mientras llama a una ambulancia. María y yo nos arrodillamos a su lado, me aseguro de que aun respira. Ni siquiera sé cómo es que estoy respirando, me tiembla el cuerpo entero.

Llega la ambulancia y subo junto con la señora Anna, no sé qué dijo María. Solo puedo enfocar mí vista en un lívido Sveein, tomo su mano fría en las mías. Los paramédicos le ponen una mascarilla de oxígeno, y un monitor de pulso. El sentir mi corazón desbocado me hace comprender que ese hermoso joven no es solo un alumno, o un amigo, se ha vuelto alguien importante, alguien a quien quiero. 

¿Es amor? ¿Estoy enamorada?

Es un sentimiento fuerte, de eso estoy segura. No es solo el momento de conmoción de verlo yacer inconsciente. Sentir que puedo perder a Sveein hace que se me nuble la vista y no piense con calidad. 

¿Lo voy a perder? ¿Alguna vez lo tuve? Lágrimas corren libres por mis mejillas, no hay manera de contenerlas.

La señora Anna me toma una de las manos que tengo aferradas a su hijo intentando consolarme, aun cuando ella tiene sus ojos llenos de lágrimas no derramadas.

—Va a estar bien —me susurra, y aprieta mi mano. Nos quedamos así hasta llegar al hospital, y todo vuelve a acelerarse.

Pasa tan rápido, que momentos después es que reparo en dónde estamos, el mismo sanatorio donde Tinn está hospitalizada. Se llevan a Sveein y ahora soy yo quién sirve de consuelo para la señora Anna, que llora en mi hombro sin poder tranquilizarse, hasta que un doctor sale a decirnos que está reaccionando, pero aún no tienen un diagnóstico y que la señora Anna puede pasar a ver a su hijo.

Ella me mira como disculpándose antes de seguir al doctor, y me quedo en el frio pasillo, sintiendo cierto alivio. Sveein está bien, pero... ¿qué voy a hacer ahora que estoy casi segura de que me enamoré? ¿Y si tiene a alguien más? Estoy casi segura de que es así. 

Minutos después la señora Anna sale, y se la nota más tranquila.

—Está pidiendo verte —¡¿Qué?! ¿por qué?

Siento mi estómago contraerse. Me levanto de manera automática y la sigo. Atravesamos una puerta blanca y ahí está él, conectado a una máquina que monitorea sus pulsaciones, y un suero pegado a su brazo, con una sonrisa tonta en el rostro que me hace sonreír en respuesta.

—Lo siento por asustarte.

—¡No vuelvas a hacerlo! —le exijo mientras me acerco a la camilla— Casi me muero del susto, ¿sabes?

—Lo siento —hace una carita de cachorro regañado. Es un idiota.

—¿Querías verme? —pregunto y de inmediato me retracto.

—Sí. ¿Estás bien? —Toma mi mano en la suya, y para no variar hace como si no fuese nada. Ahora entiendo que esos pequeños gestos fueron los que me llevaron aquí, a estar secretamente enamorada de él.

—Estoy bien, eso debería preguntártelo yo.

—Estoy bien, estaré bien —sonríe derritiéndome como chocolate al sol.

—Chicos —nos interrumpe la señora Anna—, Bryn y yo debemos salir por órdenes del doctor —anuncia y antes de poder despegar mi mano de la de Sveein, me besa el dorso y se me eriza la piel.

—Nos vemos pronto —asiento. Y salgo detrás de la señora Anna.

Me indica que irá a la cafetería y llamará a María, y yo aprovecharé para ir a ver a Tinn.

Me acerco a su habitación, que por suerte no queda tan lejos de donde está Sveein, y se encuentra dormida.

Me quedo leyendo un e-book mientras espero que despierte, ¿qué más podría hacer en una situación así? Me sumerjo en la lectura hasta que...

—¡Bryn, estas aquí! —casi grita con entusiasmo al abrir los ojos.

—Sí, cosita... ¿cómo te sientes?

—¿Por qué estás aquí tan temprano? Ni siquiera es hora de almuerzo.

—Porque... Sveein tuvo un pequeño desmayo —se lleva las manitos a la boca en señal de asombro por lo que me apresuro a aclararle que está bien y tranquilo.

—¿Y está aquí? ¿Podré conocerlo?

—Sí, y no sé, bebé. Ya veremos.

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