No es una cita

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Bryn

Mis mañanas consisten en cocinar los alimentos para Tinn, y dejar todo listo para mis clases con Sveein. Por suerte no habrá clases hoy, y no tendré que pedir disculpas por llegar tarde de nuevo. Haberle dicho a Sveein que llegaría tarde me molestó, esperaba su odiosa respuesta, pero no podía llegar temprano sin asegurarme de que mi hermanita tomara su medicina, y no volviera la fiebre, esa vez no tuvimos que parar a la sala de emergencias, y fue un alivio.

—Cosita, levántate. Hoy debemos ir al médico.

—¿Puedo dormir un ratito más? —responde adormilada.

—Solo diez minutos más.

En veinte minutos nos preparamos, y salimos rumbo al hospital. Hace algunos años determinaron que Tinn tenía lupus, no fue fácil el diagnóstico, recuerdo que a mamá y papá le dijeron miles de posibles enfermedades, fueron años complicados para todos, hasta que llegaron a este resultado. Me temía que regresara, puesto que, sin un tratamiento continuo, los brotes regresan; y aquí vamos de nuevo.

Entramos al consultorio del doctor Richardson, y nos recibe con una sonrisa.

—Hola, bella Tinna, ¿cómo has estado? —Tinn se lleva bien con los doctores, pero sé que no le gusta que la miren con lástima.

—Muy bien, doctor.

—¿Eso es cierto, Bryndís? —Me pregunta mientras inspecciona las erupciones en la cara de mi hermanita. Están mucho mejor que ayer.

—Sí, ha estado tranquila. Ha ido a la escuela con normalidad, pero hace días tuvo una fiebre elevada, gracias al cielo solo fue eso.

—¿Hace cuantos días, Bryndís? —regresa a su asiento al terminar de revisar la boca de Tinn, y su cara de preocupación lo delata. Mi corazón late desbocado, nada bueno puede salir de su boca.

—Hace más o menos una semana.

—Muy bien. Inspira hondo Tinna, por favor —mi hermanita lo hace con una mueca de dolor, escribe algo en el récipe y lo anexa a la historia clínica—, vamos a tener que vernos pronto, ¿bien? —Tinna obediente asiente sin decir nada, a pesar de haber dormido toda la noche se nota su cansancio. El doctor escribe de nuevo en otra receta y me lo entrega.

—Vamos a necesitar estos medicamentos por ahora, y es necesario que la señorita se quede con nosotros un tiempo —Mira a mi hermanita con una sonrisa, no con lástima como hacen todos— solo para revisar que esté bien, y la fiebre no regrese.

Y ahí está, un peso muerto se instala en mi pecho. No sé qué decir, aunque el doctor ha elegido las mejores palabras, Tinn me abraza y me desarmo. Respirode forma entrecortada, debo ser fuerte para ella.

—Todo va a estar bien, cosita —le susurro. Y niega. Siento sus lágrimas humedecer mi cuello y las mías correr en mi rostro. Mi pesadilla haciéndose realidad. ¿Cómo voy a mantenerla a salvo?

—Bryndís, sé que es apresurado, pero con su enfermedad lo mejor es tenerla en revisión hasta que podamos asegurarnos de que el tratamiento es el correcto. Las dejaré un rato e iré a preparar todo para que su estancia sea cómoda —el doctor Richardson se retira y de nuevo Tinn me abraza dejándome sin defensas.

—Cosita, ¿sabes que no te dejaré, cierto? —Siento como apenas mueve la cabeza afirmando. Y se separa de mí.

—¿Cómo pagaremos todo esto, Bryn? —Siempre tan grande y adulta para su edad.

—De eso no te preocupes, Tinn. Estaremos bien. Lo importante es que no vuelvas a sentirte mal, y que encontremos un tratamiento —tomo sus manos y sus ojos están cristalizados.

—Te amo, hermanita.

—Y yo a ti, cosita —nos fundimos en un nuevo abrazo—, siempre te cuidaré.

El doctor regresa y nos indica a dónde dirigirnos, lleno el papeleo correspondiente a la hospitalización con las manos temblando, tengo tanto miedo.

Mi temor más grande haciéndose realidad delante de mí, mi hermanita, mi tesoro en una cama de hospital. Por ahora solo es necesario que estén monitoreando su temperatura y presión arterial, aunque es mejor que esté aquí y alguien pueda avisarme si se siente mal, tener que dejarla me rompe el alma, no quiero que esté sola.

—Ven, siéntate aquí —se mueve a un lado de la cama dejándome espacio, me subo y me acomodo a su lado, abrazándola por la cintura—. Hoy es tu cita con Sveein, ¿no?

Me levanto como un resorte. Lo había olvidado.

—Lo habías olvidado, ya lo sé.

—No es una cita —respondo cuando proceso lo que ha dicho—, y no iré. No te dejaré aquí.

—¿Cómo que no irás? ¿Y qué excusa le darás? —Touché.

—¿Siempre tienes que ser tan adulta?

—No, no siempre —me hace una mueca y se ríe, y su risa es suficiente para aliviar un poco de tensión—. Si no vas me sentiré culpable de estar aquí y arruinar tu cita.

—¡Eres imposible, no es una cita!

—Entonces ve, y tráeme algo dulce —insiste, y sé que no hay manera de que pueda hacerla cambiar de opinión.

—Será rápido.

—Por supuesto, igual tengo mi móvil por si necesito algo —se me adelanta con el discurso.

La abrazo, y nos quedamos así hasta que es hora de que vaya a prepararme para ir a no sé dónde con Sveein. Estuve a punto de cancelar, pero luego Tinn se sentiría culpable, y es lo último que quiero, hacerla sentir peor.

Todo lo que deseesWhere stories live. Discover now