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CAPÍTULO SIETE HERIDA
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Para poder recuperar Trost de las garras de los titanes era necesario tapar el agujero que abrieron en el muro. Sin embargo, el plan necesitaba recursos para bloquear el agujero, además de una manera de lidiar con los titanes que invadieron Trost. En condiciones tan desesperadas como esas, el comandante Pixis dictó órdenes especiales desde la parte más alta del muro.
—¡Atención! ¡Os voy a explicar la operación para recuperar el distrito de Trost!
Eren permaneció firme en la parte superior del muro, mientras que Armin, Mikasa y yo nos quedamos abajo con los demás.
—¡Antes que nada, os presento al cadete Eren Jaeger! —El mencionado dio unos pasos al frente—. ¡Es el exitoso resultado de un experimento de transformación en titán que se ha llevado en secreto!
Eren empuñó su mano derecha sobre su corazón y las personas a mi alrededor comenzaron a verse relativamente confundidas. No se habían esperado eso para nada.
—Tras convertirse en titán, levantará la gran roca junto a la puerta principal. La usará para tapar el agujero de la puerta rota. ¡Vuestro deber será protegerlo mientras lo hace!
—¡Mentira! —Una persona gritó despavorida, causando pánico entre la multitud—. ¡Todo esto no es más que una mentira!
—¡Si pretendéis que muera aquí… abandono!
—¡Escorias! —vociferó Kitz llamando la atención de los presentes—. ¡Si queréis huir como cobardes, hacedlo, pero no os quejéis cuando un titán os devore completamente más adelante!
Todos los desertores dieron la espalda y caminaron a prisa por sus vidas. Kitz gritó maldiciones a la par que alzó sus cuchillas.
—¡Atención! —habló de nuevo Pixis—. ¡Quienes se vayan ahora no afrontarán sanciones disciplinarias! Quienes se mueren de miedo por los titanes, no pintan nada aquí. Quienes quieran que sus padres, hermanos y seres queridos… conozcan el miedo a los titanes de primera mano, que se vayan también.
Ante esas últimas palabras, los ya no desertores regresaron a sus posiciones. Para hacer que las personas contribuyeran a la causa de la humanidad, solo se necesitaban las palabras de aliento correctas y una manipulación emocional perfecta.
—¡La humanidad no sobrevivirá si el muro Rose queda comprometido! ¡Moriremos en uno de los muros interiores!
Armin apretó sus puños al lado mío. Estaba aterrado, lo sabía. Mas no lo culpé, yo también lo estaba. En esos momentos, quería sujetar las manos de Armin y mis amigos y correr tan lejos de allí como pudiéramos, hacia un nuevo mundo, uno que estuviese en paz y en el que no existieran los titanes.
