06: Aullido

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CAPÍTULO SEISAULLIDO

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CAPÍTULO SEIS
AULLIDO

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El titán acabó con todos los que había alrededor del Cuartel. Cayó sobre sus rodillas y después su cuerpo se desplomó en el suelo tras un gigante estruendo.

—Lo ha dado todo —murmuré. Aún Armin me sostenía de lado, no tenía las fuerzas necesarias para correr.

De la nuca del titán caído se podía apreciar algo. Un cuerpo emergió de allí y parecía estar pegado mediante carne del cuerpo del titán.

«No puede ser. Es él…»

Mikasa se lanzó para terminar de sacarlo y, una vez lo hizo, lo abrazó como si fuera a perderlo en cualquier momento, como si se tratara de un frágil pedazo de cristal más importante que su propia vida. Pero en verdad lo era.

—¡Eren! —grité y también fui hasta él. Armin me siguió el paso y llegamos hasta su cuerpo.

Olvidé todo el dolor que tenía y el extraño mal presentimiento que corría por toda mi columna. La sangre seguía brotando de la herida en mi rostro, pero poco me importó. Rápidamente, palpé la vena de su cuello y sentí su pulso. Mikasa puso su oído en el lado izquierdo de su pecho y comenzó a llorar sonoramente al sentir sus latidos.

Eren estaba vivo. Ahora Armin podía estar tranquilo ahora.

—El titán se tragó a Eren… —murmuró Armin, casi no pude oír su voz; se agachó y sostuvo su brazo izquierdo—. ¿Qué… está pasando…?

—¡Ya podemos subir al muro! —anunció Jean.

—Tenemos que crear una ruta —ideó Reiner—. ¡Kiara, Armin, cuiden de Eren y Mikasa! ¡Yo voy!

Reiner fue el primero en saltar y los demás lo siguieron. Había un grupo de anormales grandes que se acercaban. Armin y yo ayudamos a Mikasa y a Eren a subir a una de las casas más altas. Esperaríamos hasta que los demás lograsen crear una ruta libre de titanes para que sacáramos de allí a Eren.

(...)

Los soldados de la guarnición apuntaban los cañones hasta nosotros. Perderíamos la vida si esa bala de cañón llegase a nosotros, eso era un hecho. Kitz frunció el ceño aún más, sus cejas tupidas temblaron y sus labios pronunciaron algo que nos heló la piel:

—Esto no es personal.

Acto seguido, alzó su mano y la bajó con marcada velocidad para indicarle a los de la guarnición que estaban sobre el muro que podían disparar el cañón. El sonido del disparo hizo que la tierra retumbase y todo parecía pasar en cámara lenta.

،،愛› 𝐎𝐩𝐫𝐞𝐬𝐬𝐢𝐯𝐞 𝐖𝐢𝐧𝐠𝐬 | 𝑎𝑟𝑚𝑖𝑛 𝑎𝑟𝑙𝑒𝑟𝑡Där berättelser lever. Upptäck nu