Aparte de pobre, loco

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6.

A tirones fue sacado de la cama. La señora Larson se veían un pelo más joven de lo usual, aunque igual de vieja, paradójico. Henry dedujo que se veía así porque para variar no estaba fingiendo que le caía bien, hoy actuaba natural. Después de todo, por más de un año hizo el papel de señora comprensiva hasta que decidió echarlo pero… ¿y ahora qué haría? ¿Ya no tenía trabajo? ¿Lo iban a botar a la calle igual? Ahora estaba peor que antes, sin trabajo y con diabetes.

<<Yo no tengo diabetes, es todo una ilusión>>

Tenía que ser. Se acababa de volver loco y estaba delirando en la esquina de un sanatorio mental… o era eso o estaba experimentando un bug en la matrix.

La señora Larson forcejeó para vestirlo. Henry estaba muy apenado de que lo vistieran y decía que podía hacerlo solo, sin embargo ella argumentó que ya era tarde y que si no dejaba de retorcerse como un sapo en agua caliente iba a llegar tarde otra vez.
Finalmente lo vistió y lo peinó. Henry estaba incómodo y robotizado. Lo acababan de vestir con un uniforme que no había visto en su vida. Era una camisa blanca con un chaleco azul y unos pantalones negros. Sus zapatos también eran negros. Estaba peinado a medio lado con gelatina. Se veían como un niño que no rompe un plato. Uno de esos que se chupan el dedo y le dicen mami a la maestra. Le dio escalofríos.

“Rápido. Baja. Ya fue bastante complicado conseguirte plaza en esa escuela de niños pijos”.

“Pero señora Larson, la gasolina es muy cara, no pretenderá llevarme y gastar ese precisado recurso en mi” comento Henry, medio con sorna, medio negociando para no tener que ir a ese lugar nuevo del que no sabía nada hasta ese momento “Es mejor que me quede en vez salir así”.

Sinceramente le daba pena asomarse a la calle con esa vestimenta. En su primera escuela nunca usó uniforme; tenía cero ganas de pisar un lugar de aprendizaje primario otra vez desde que se graduó.

La señora Larson lo miró con ojos entrecerrados.

“Sé que te da miedo… pero debes ir. Si no aprendes cosas vas a crecer y ser un don nadie. ¿Acaso quieres ser como esa gente que hace videos para YouTube y vive de publicidad? Ándate a estudiar para que no acabes de Williamterodactilo”.

“Pero es que yo…”

“Jerry te lleva. Anda ¡rápido!”.

Dicho y hecho, Jerry le llevó en auto hasta la escuela.

La dichosa escuela de la que no sabía nada. No sabía ni en qué salón iba a entrar. Sentía como si todos supieran perfectamente quién era él menos él mismo. Como si fuera una obra de teatro y a él se le olvidarán sus líneas. O como si fuera un juego de video y él fuera un npc que olvidó el panel de texto que le diría al héroe. Era una pesadilla, como tener amnesia.
La escuela era grande. Inmensa. Repartida en varios edificios. Parecía más grande que algunos campus universitarios. La edificación era moderna, cuidada y pulcra, característica de una institución con matrículas de alto valor. No dudó en preguntarse quién estaba pagándole el estudio ahí… su cerebro le decía que los Larson, pero eso era imposible, los Larson lo odiaban. Lo detestaban tanto que fingían ser buenas personas después tirarlo a la calle.

“Llegamos amigo. Anda y entra a otro día de sano aprendizaje”.

“Hablas como un npc…” le dijo Henry, mirando al frente, sin bajarse.

“Oye, intentó ser gracioso. Perdóname la vida”.

“Me quiero ir a casa” se abrazó a su lonchera de Ben 10 y se miró los pies. Sabiendo que tal vez se veía incluso más patético de lo normal. “No sabía que tenía que venir a la escuela. No sé nada. Todo a mi alrededor es una pesadilla”.

El Genio Malvado Where stories live. Discover now