Cometas

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Dentro del bosque la luz del sol se filtraba por las hojas de los árboles de una forma que parecía mágica. La sombra era suficiente como para que el calor del verano fuera soportable en la cabaña escondida en las profundidades de aquel mar verde.

En el claro más cercano al lago, reinaba la paz. El sonido del agua se entrelazaba con el susurro de las copas de los árboles moviéndose al compás de una brisa fresca. Debajo de toda esa tranquilidad había un aura de felicidad en el aire.

Tantos momentos difíciles en la vida de Tim lo habían hecho quien era ahora, aunque ahora eso no parecía importar en lo más mínimo. Debajo de la protección del árbol más frondoso y al lado de alguien que lo hacía sentir mejor, ningún recuerdo se colaba, ninguna añoranza era lamentada.

Tim encontraba en Toby la paz que tanto buscaba en ese mundo tan caótico, y Tobias encontraba la felicidad y la racionalidad que tanto necesitaba. Cada momento dentro de ese bosque, lejos de todo y de todos, les servía para estrechar más ese vínculo tan peculiar que habían formado de las cenizas de lo que alguna vez fueron.

En aquel rincón olvidado por todos estaba floreciendo un amor que Tim jamás imaginó volver a recrear, y que Toby nunca pensó que podía sentir. Este amor carecía de límites comprensibles, la línea que separaba la obsesión y el cariño estaba tan desdibujada que era imposible decir si alguna vez existió.

A pesar de que ambos consumieran las pastillas, eso no garantizaba que ellos supieran cómo formar un lazo sano. Tim siempre quería saber dónde estaba Tobias, qué hacía, qué tocaba, qué respiraba; por el otro lado, Toby quería toda la atención para él, necesitaba que Tim siempre le dijera lo mucho que lo necesitaba, que todos sus esfuerzos de cualquier tipo fueran por y para él.

Los regalos extraños también eran cosas comunes por parte del menor de ellos, Toby siempre traía ofrendas para Timothy, como pieles de animales interesantes, globos oculares de quién sabe qué criaturas y a veces le hacía piezas de arte en los cuerpos de sus víctimas. Tim apreciaba bastante esos regalos retorcidos.

También tenían momentos más comunes ahora que sólo iban a matar para que Toby se divirtiera, después de todo, hacer ediciones para ECKVA y sus transmisiones no era tan demandante. Juntos cazaban por el bosque en el silencio de la tarde, los pasos sigilosos y ágiles de Tobias y la puntería de Tim los hacía un dúo eficiente; cocinaban en compañía del otro una vez que regresaban y comían mientras se ponían de acuerdo para la forma en la que editarían las transmisiones que el Operador les entregaba cada tanto.

Había veces que Tim tenía que dejar a Toby al menos dos días para asegurarse que nada sucediera en la casa donde estaban las cosas que usaba ECKVA para mostrar todo lo que tenía para ofrecer, y esto no le gustaba nada a Tobias. En esos días, el chico sentía como si su mundo se acabara, pero siempre que Tim regresaba era como si pudiera volver a respirar. El mayor siempre volvía dispuesto a complacer a su amante para compensar los días alejados.

Al pasar de unas semanas el Operador volvió a rondar a los chicos, como era su costumbre antes de que ellos formaran una alianza.

Así que piensas volver a irte, pero ¿Ahora te vas a llevar a Tobias? —le dijo el ente a Tim, quien estaba cortando leña.

—No es lo que piensas —respondió dejando todo lo que hacía de lado—. No quiero escapar, esto es mejor que estar fuera.

La criatura sólo ladeó por completo la cabeza, esperando más de la explicación de Tim.

—Sólo... —carraspeó—, sólo quiero que no nos consuma la locura aquí. ¿De qué te puede servir si ambos estamos desquiciados? Te conviene más que...

Keep Myself Alive | [°TicciMask°]Where stories live. Discover now