Rosswood

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Así como lo estableció el Operador al caer la noche salí de la cabaña, él dejó en la entrada unos fósforos y un galón de gasolina. Sonreí con mucha alegría ante esto, lo tomé y emprendí mi viaje hasta la casa de Jay.

Al llegar eché un vistazo al interior, para mi suerte no encontré a Merrick en casa, así mismo, tampoco había rastro del hombre con máscara blanca. Abrí el galón de gasolina y vertí su contenido en frente de la entrada a su hogar, abrí una de las ventanas y entré en su casa con suma facilidad.

—Dios mío... La gente debería tener más cuidado —susurré mientras llenaba el piso, muebles y cortinas del líquido inflamable.

Volví a salir y desde lejos prendí uno de los fósforos, lo lancé justo en donde iniciaba el camino de gasolina que había hecho recién había llegado a su vivienda. La casa se prendió en llamas en pocos segundos y admiré el fuego con mucho orgullo, me quedé ahí hasta que los vecinos se dieron cuenta del incendio. Tuve que retirarme con mucho cuidado para no ser visto, lo único que dejé fue el bote de gasolina.

En el camino al bosque una mascarilla de cuero llamó mi atención, la tomé y sacudí el polvo de ella. Me la coloqué, este objeto sería ideal para ocultar la herida en mi mejilla y poder aparentar ser alguien normal si tenía la necesidad de salir de mi lugar seguro alguna vez.

El Operador me felicitó por mi gran trabajo, no obstante, eso no lo detuvo de seguir presionando para que controlara mis tics sonoros. Decía que iba a ser esencial que pudiera guardar la calma y no emitir ningún sonido en el futuro.

Cada vez que todo estaba en silencio y uno de mis tics rompía con la tranquilidad del entorno, Slenderman controlaba mi mente para que mi cuerpo quedara inmóvil. Estaba seguro que esa mierda debía doler, afortunadamente, jamás tendría la desdicha de experimentarlo.

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El paso del tiempo era confuso estando atrapado entre las densas ramificaciones de los árboles y arbustos, no tenía forma de saber con certeza qué día era, ni siquiera sabía el mes en el que estaba. Lo único certero es que habían pasado por lo menos cinco o seis meses.

El Operador se negaba rotundamente a proporcionar información valiosa sobre el tiempo transcurrido o sobre los acontecimientos fuera del bosque, lo único que le importaba comunicarme era que mejorara mis habilidades para pelear y cazar, entonces así lo hice por bastante tiempo; después de todo, no tenía otras cosas que hacer.

Durante ese tiempo volví a ver a Jay sólo una vez más, y un par de veces adicionales al hombre enmascarado, pero de un día para otro simplemente desaparecieron. Era mejor así, odiaba la paranoia del primero y que el de chaqueta amarilla lo estuviera siguiendo como perro faldero.

En un día común y tranquilo el Operador me llevó con él hasta las escaleras. Cuando sus pies subieron los peldaños el día soleado cambió a una oscuridad repentina y muy profunda, se había hecho de noche.

—¿Qué mierda...? —abrí mis párpados de par en par para observar mi entorno, mis ojos se estaban acostumbrando al cambio—. ¿Qué está pasando?

Todo el lugar era el mismo; lo único que había cambiado, al parecer, era la iluminación. Él no respondió, como de costumbre.

Avanzó a paso largo y lo seguí de inmediato, no quería perderme en ese lugar raro que imitaba mi hogar. En algún punto, el bosque que conocía cambió a uno con más árboles y era mucho más extenso a simple vista.

—Aquí vas a vivir ahora, hay lugares donde puedes dormir. Encuéntralos tú solo —dicho eso, desapareció.

Suspiré de forma pesada y sostuve mi hacha con fuerza, comencé a explorar hasta que encontré una estructura que parecía ser una bodega de madera abandonada, la estructura parecía algo vieja pero el color rojizo de sus paredes aún era decente. Entré sin pensarlo demasiado, el frío comenzaba a calar mis huesos.

Keep Myself Alive | [°TicciMask°]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora