Ciencia ficción

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Sentía los párpados tan pesados que aunque intentaba no podía abrir sus ojos.
Agudizó su oido queriendo escuchar pacientemente cualquier sonido.
Intentó mover sus brazos pero algo lo retenía sobre la cama. Quería pero no podía, al parecer su cuerpo no respondía.
Sintió temor al descubrir que estaba atado a la cama, sus brazos y sus piernas estaban agarrados fuertemente con sogas.
Se obligó a abrir los ojos y enfocó la vista a su alrededor.
Era la misma habitación que habitaba desde que había despertado, entonces entendió que todo lo que esa mujer le había dicho era mentira.
Su boca estaba reseca y sentía el sabor metálico seguramente producto de alguna medicación. Pensó que hacía días que sentía su cuerpo fatigado y sin fuerzas, alguna especie de droga había ingerido mientras comía o bebía lo que la joven le daba.
Carraspeo intentando aclarar su voz y en un sonido lastimero y ronco pudo al fin gritar.
-Chaeryn, carajos, ¿qué me has hecho?- fueron las palabras que pudo pronunciar.

La mujer atravesó la puerta con una bandeja entre sus manos, le regaló una sonrisa algo tétrica y habló.
-Al fin despiertas amor, estuviste tres días inconsciente, ya me estaba preocupando- soltó como si nada fuera.

-¿Qué fue lo que me diste? ¿Qué estás haciendo conmigo?- preguntó cada vez más iracundo.

-¿Yo?- indagó con inocencia -Yo no te estoy haciendo nada cariño, solo te doy tus calmantes para los dolores y me aseguro de que te alimentes bien- respondió alcanzandole una cucharada de sopa hasta su boca.

Yoongi volteó la cara, no quería consumir nada más de lo que esa mujer le daba.

-Cariño, no lo hagas difícil, no hagas que te obligue a comer- explicó mientras acariciaba su cabello y lo miraba fijamente.

-Estás loca, ¿quién demonios eres? ¿Qué es lo que quieres de mi?-

-Amor, soy tu esposa, llevamos cinco años casados, ya te lo dije. Cuando te fuiste a la guerra fue lo peor para mi, pero ahora estamos juntos y me aseguraré de que sigamos así para siempre-

-¿Quién se fue a la guerra Chaeryn?- cuestionó para entender un poco más la locura de esa mujer.

-Que pregunta tan tonta, tu te fuiste a la guerra Hyuk, tu te fuiste, pero regresaste, eso es bueno- explicó mientras intentaba nuevamente darle de comer.

-Yoongi, me llamo Yoongi, Chaeryn, ¿quién es Hyuk?

-¡¡No mientas!!- gritó exasperada -Eres Hyuk y eres mi esposo- sollozó luego del grito.

-No, no, estás equivocada, mírame Chaeryn, no soy Hyuk, soy Yoongi, Min Yoongi, pero puedo ayudarte a buscar a tu esposo si me sueltas-

La mujer lo miró con cierto aire de esperanza
-¿Harías eso por mi?- preguntó como si fuera una pequeña niña.

-Claro, te ayudaré a buscarlo, solo tienes que soltarme y dejarme salir de aquí-

-¡¡No!!- volvió a gritar y esta vez estampó la cuchara en la boca de Yoongi haciendo que se derramará la comida -Tu quieres hacer lo mismo que él, quieres irte y dejarme sola otra vez, pero sabes qué, no pienso dejarte ir, no voy a quedarme sola de nuevo, así que será mejor que comas sino voy a inyectarte tu medicina, verás que buena enfermera soy, jamás nadie se quejó cuando los inyecto-

Yoongi tragó saliva y entendió que estaba perdido, esa mujer estaba dispuesta a tenerlo allí sea como sea. Tenía que convencerla, tenía que hacerle entender que él no era su esposo, pero como hacerle entender algo a una persona enferma, no sabía como hacerlo así que debía buscar la forma, si no nunca saldría de allí y quien sabe lo que esa mujer podría hacerle.

El cantar de las avesWhere stories live. Discover now