Multimillonario y camarera

John

Pasaron varios días. 

Los peores días de mi vida. 

Tara no me hablaba, no me miraba y cada vez estaba más deprimida, cosa que me destroza por dentro. 

Por otro lado, yo podría haberme sumido en la más profunda miseria, pero no. 

Llevo días y noches trabajando sin parar para arreglar las cosas. 

Pero ahora no solo se ha caído el plan de recuperar a Max, sino también el de tumbar la red de extorsión y trata de mujeres de aquella discoteca de gente millonaria. 

Sabía que meterse con algo tan grande y donde se mueve mucho dinero iba a ser difícil, pero joder, ahora parece que podría salir yo afectado. 

Todo es una puta mierda. 

Las acciones han bajado, 

la oficina es un puto caos, 

Max cada vez está más lejos, 

y me carcome hasta el punto de querer morirme, el hecho de poder perder a Tara. 

Lanzo con odio mi iPad después de saber que el juicio con Max será pasado mañana y no podemos usar ninguna de las estrategias que teníamos. 

Grito frustrado y me llevo las manos a la cara. 

Oigo la puerta de mi despacho abrirse. 

- vaya, eso podría haberme abierto la cabeza - dice Louise. 

Le ignoro. 

Él se sienta en el sillón delante de mí. 

Me mira serio, callado y suspira. 

- antes de que empieces con eso de que todo es tu culp...

- es mi puta culpa - suelto derrotado. 

- joder John 

- soy un puto gilipollas

- no es cierto 

- no sé hacer nada bien 

- me retracto, eres gilipollas por decir eso 

Suspiro desplomado. 

- John venga - me intenta animar. 

- todo ha salido mal... 

Se hace el silencio. 

Le miro. 

- ¿cómo está ella? - llevo preguntándole la misma pregunta cada cinco minutos desde que ella no me habla. 

Que esté enfadada conmigo no significa que no me siga preocupando por ella. 

Louise suspira. 

- triste, deprimida...

Mi ser se muere un poquito más de recibir esa misma respuesta siempre que pregunto. 

- tu única intención fue ayudar 

- y la cagué por completo

Louise chasque la lengua. 

- ahora por mi culpa, Tara puede perder a su hijo ¡y no puedo hacer nada! - tiro los papeles de mi escritorio con brusquedad. 

- cálmate John, dijiste que estás con ello, tus abogados son buenos, verán la forma de lograrlo 

- lograr qué Louise, me tienen en el punto de mira, ¡joder! ¡le he jodido la vida!

Me llevo las manos a la cabeza frustrado.