¡maldito idiota hazlo de una vez! Me grito a mí mismo.
Y entonces, golpeo a la puerta de un piso casi al final de un pasillo con moqueta vieja y antigua, y paredes amarillas.
Trago saliva, todo mi cuerpo está tenso.
Se escucha música y gritos de otros pisos, pero de este en concreto no. No hay respuesta.
No está bien, lo que hago no está bien.
Inspiro profundamente y me doy media vuelta para irme deprisa cuando la puerta se abre de golpe.
Vuelvo la mirada y me encuentro con una mujer de color y rastras largas mirándome con cara de pocos amigos.
- en qué puedo ayudarte...
- esto... - me descoloco por un segundo, carraspeo la garganta y me enderezco - lo siento, he venido a ver a una conocida, pero he debido de confundirme de piso...
- ¿vienes a ver a Tara? - me dice poniendo los ojos en blanco.
Abro los ojos sorprendido.
- sí
- vive aquí, pero no está
- ¿no está?
Se encoge de hombros.
- trabaja
Eso no es cierto, son casi las nueve de la tarde y ella dijo que no trabajaba de noche.
Parpadeo y aprieto los labios.
Aunque... puede que haya hecho horas extras.
Suspiro.
Miro a la señora y sonrío respetuoso.
- gracias de todas formas
- ¿quiere que le diga algo por usted?
- oh, no se preocupe, es más, si no le importa no le diga que he venido - digo, aprieto los labios y me marcho.
Salgo de aquel edificio y me siento un completo idiota.
Suspiro profundamente intentando calmarme.
Me voy.
Pasaron dos días, era Miércoles por la mañana y yo trabajaba en mi despacho con normalidad.
En eso Richard entra al despacho.
- señor, aquí tiene los informes que me pidió - los deja en la mesa.
- gracias Richard - digo sin despegar la vista de mi ordenador.
Mi secretario se queda mirándome algo indeciso.
Le miro.
- ¿ocurre algo?
- no señor, no ocurre nada... - se va.
No me alarmo y sigo con mi trabajo.
Al terminar la jornada, Richard entre en mi despacho con su abrigo y maletín.
- me marcho a casa señor
- bien Richard, descansa, nos vemos mañana
Él asiente, pero no se va. Le miro algo, parece que quisiera decirme algo.
- señor... espero no estar cometiendo un error... pero esta mañana, un señor de seguridad me informó de que una mujer preguntaba por usted
Le miro extrañado, comienzo a fruncir el ceño.
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Multimillonario y camarera
RomanceEl multimillonario John Peters pierde su cartera en un restaurante siendo aquello la guinda del pastel en un duro día de trabajo. Enfadado, se dispone a averiguar quien le ha robado la cartera y joderle la fiesta con una gran denuncia, pero la vida...